Foto: Boris Luis Cabrera Acosta

Los seis equipos clasificados a la tercera edición de la Liga Élite del Béisbol Cubano se artillaron el viernes en un espectáculo realizado en el célebre Estadio Latinoamericano de esta capital.

Las Tunas, Pinar del Río, Granma, Industriales, Santiago de Cuba y Ciego de Ávila, trataron de poner parches en sus puntos débiles, y si bien todos exhiben ahora una mejor escuadra después de darles entrada a los diez nuevos integrantes, no todos lo lograron.

Hacer un análisis previo o vaticinar lo que puede suceder es bien difícil en un torneo selectivo como el
cubano, donde en cualquier momento pueden salir peloteros a cumplir contratos en ligas profesionales y no
todos los refuerzos logran adaptarse a su nueva casa, en medio de los problemas económicos que sufre el
país. Sin embargo, teniendo en cuenta el listado que ahora mismo tienen en mano los directores y según una
opinión muy personal, cuatro equipos salieron ganando en la mágica noche, donde apenas en un par de
horas resolvieron gran parte de sus problemas.

Son ellos Industriales, Las Tunas, Pinar de Río y Ciego de Ávila, elencos que a mi juicio supieron interpretar
mejor sus necesidades, tuvieron más suerte en el orden que solicitaron o gozaron del privilegio de elegir a peloteros que, tras bambalinas, declararon sus deseos de no ser pedidos por ningún otro equipo.

Industriales no pudo pescar mejor en el río revuelto, al "atrapar", por encima de todo, a dos integrantes
de la selección nacional: el receptor Andrys Pérez y el torpedero Erisbel Arruebarrena.

Además de reforzar la línea central, elemento clave para obtener victorias en el béisbol, recuperó al alma
del conjunto (Yosvani Peñalver), consiguió un bateador de lujo (Dennis Laza) y un cerrador como Armando
Dueñas, quien tiene uno de los brazos más poderosos en Cuba.

Las Tunas, doble campeón nacional, debe andar de plácemes, porque más allá de la fuerte ofensiva que posee, escogió con inteligencia un receptor defensivo (Nelson Batista), un utility de cuadro de alto rango (Luis Vicente Mateo) y cerró filas con varias piezas de calidad para esta liga en el montículo, punto neurálgico de la banda de leñadores.

Pinar del Río, previendo la salida de sus dos estrellas de la lomita, cubrió bien esas ausencias con serpentineros de la talla de Yunieski García y Geonel Gutiérrez y un cerrador como el veterano José Ángel García, líder histórico en juegos salvados del béisbol cubano. Además se aseguró de elevar una rayita el nivel del cuarto y los jardines con el experimentado Dainier Gálvez y Yasiel González, respectivamente.

Ciego de Ávila, golpeado por una avalancha de renuncias en el inicio del año, de un plumazo volvió a ser
una escuadra competitiva al blindarse en casi todos los frentes. Jugadores de cuadro como Rodoleisis Moreno y jardineros como la leyenda Frederich Cepeda y el talentoso Luis González, entre otros, ahora serán Tigres que mucho ayudarán a la causa.

En el montículo, le abrieron las puertas a un gran rescatista como Yankiel Mauri y dos abridores como
José Isaías Grandales y Osdany Rodríguez, que sin dudas cooperarán con varios triunfos.

Granma, aunque se apoderó de algunos lanzadores de puntería como Alain Sánchez, Noervys Entenza y
Yanieski Duardo y un excelente receptor como Andy Cosme, quedó con deudas en el cuadro y de un par
de bateadores que ayudaran un poco a su caballería.

Por último, Santiago de Cuba, más allá de una buena elección como José Amaury Noroña, que debe aumentar su poderío ofensivo, les faltó rango en el bullpen, aunque logró darle oxígeno en las posiciones cerca de las almohadillas con la presencia de Jeison Martínez y José Ángel Sánchez.

La última palabra, aunque suene a frase gastada, se dice en el terreno. A partir del próximo 15 de marzo se
dará la voz de juego y tendremos más elementos para pronósticos y vaticinios. Nos vemos en el estadio.

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