Los Leones de Industriales, luego de firmar una remontada histórica ante las Avispas santiagueras para apoderarse del boleto a semifinales, tendrán que venir de atrás una vez más si quieren subir al podio de la LXIII Serie Nacional de Béisbol.

Sus rivales, los Vegueros de Pinar del Río, demostraron ser el mejor equipo del torneo después de una temporada espectacular donde ganaron el 75 por ciento de sus partidos, derrotaron a todos sus oponentes en las pugnas particulares e implantaron un récord de cuadrangulares para esta estructura.

Cuatro éxitos consecutivos frente a sus archirrivales orientales luego de caer tres veces en línea parecía una hazaña que les daría una motivación inmensa a la manada felina, en su afán de buscar un triunfo en el acorazado y desbordado estadio Capitán San Luis.

Sin embargo, con el respeto que merecen los santiagueros, no es lo mismo enfrentar a un equipo con varias fisuras como ese que a una escuadra que lo ha hecho todo casi perfecto sobre la grama desde que se lanzó la primera bola del campeonato.

Como hemos apuntado otras veces, para vencer a los más occidentales, quienes además han derrotado a los capitalinos en ocho de los 12 duelos de postemporadas que han disputado a lo largo de la historia, hay que jugar impecablemente.

La nave azul llegó a esta instancia remando contra la corriente con ausencias importantes, jugadores lesionados y atacados por unos demonios beisboleros que se divierten haciendo travesuras.

Bates silenciados con hombres en bases, pelotas que saltan de los guantes y envíos descontrolados, son escenas a veces surrealistas vividas por un equipo que por momentos luce capaz de doblegar al más potente de los contrarios.

A pesar de todo, si los Industriales no tuvieran las herramientas necesarias para poder imponerse sobre el terreno no estuviéramos ahora especulando sobre sus posibilidades reales.

Los discípulos de Guillermo Carmona, no obstante las deficiencias que han mostrado en la contienda, están marcados por antecedentes históricos que, aunque muchos aficionados se niegan a aceptar, hacen que se crezcan y logren hazañas impensables.

Para conseguir el pase a la gran final hay que realizar una tarea titánica, sobre todo porque en esta ocasión los contrarios también gozan de esa estirpe de campeones y vienen de una tierra donde han nacido varios de los mejores peloteros cubanos de todos los tiempos.

Llenar el Latinoamericano es lo menos que pueden hacer los fieles seguidores del equipo que lleva las letras góticas en el pecho y que tantas emociones han despertado a través del tiempo.

El público es un jugador más y el equipo merece el apoyo de los suyos, se lo ha ganado, le dijo a Tribuna de La Habana Carmona, un hombre que los ha llevado a los playoff las siete veces que ha estado sentado en el banquillo de dirección. Nos vemos en el estadio.

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