La entrega de los peloteros de Industriales, que muchas veces cae en tela de juicio ante la exigente fanaticada cuando sufren derrotas consecutivas, se puso de manifiesto esta semana en el tunero estadio Julio Antonio Mella.

Desde hace algunas jornadas la tropa azul ha sido víctima de uno de esos virus tropicales que pululan por estas latitudes y varias de sus figuras cayeron en cama escalonadamente con síntomas que fueron desde males estomacales hasta fiebre alta.

Algunos atletas sufrieron deshidratación y otras consecuencias, pero esto no limitó que salieran al terreno a enfrentar a un equipo superior que ganó en buena lid su trofeo de campeón nacional en la pasada campaña.

Ante la alarma, Tribuna de La Habana se comunicó con el director de la Serie Nacional, Carlos Martín, quien declaró estar al tanto de la situación por los resúmenes médicos que hacen a diario los equipos participantes.
El directivo aseguró que como parte del apoyo que siempre reciben de los centros provinciales de salud fueron visitados allí por el personal de higiene y epidemiología y la situación estaba controlada.

La pequeña epidemia interna, que también han sufrido otras escuadras a lo largo del torneo, no limitó las ansias de los felinos de batirse sobre la grama en busca de las victorias necesarias para lograr el boleto oficial a la postemporada.

Según reportes que llegaron a nuestra redacción varios jugadores aquejados de estados febriles ocuparon su lugar en el terreno, incluso encima del montículo, a pesar de la exigencia extra que lleva lanzar en un juego de béisbol.

A otros, según nos consta, no les permitieron hacer sus funciones no obstante sus insistencias, por encontrarse en ese momento en situaciones que comprometían su salud.

Más allá de los triunfos o fracasos que tuvieron frente a los Leñadores el equipo dio una lección de compromiso con la capital y con el glorioso nombre de las letras góticas que llevan en el pecho.
Los aficionados muchas veces desconocen los detalles internos de sus equipos favoritos y la emprenden contra los atletas o su colectivo técnico cuando no comprenden determinadas estrategias que se utilizan en un desafío de béisbol.

Muchas veces el relevista ideal para una situación específica no está disponible, el mejor bateador sufre una molestia u otro jugador clave, por vergüenza deportiva, sale al ruedo con problemas de otra índole.

El interés y la devoción de los Leones están intactos en esta recta final del torneo donde una vez más, como hemos asegurado desde el primer día de competencias, alcanzarán su boleto a la postemporada.

La próxima semana, en su mismo ruedo del Coloso del Cerro, escenario que ha sido testigo de tantas épicas batallas a lo largo de la historia, las puertas de acceso a la tierra que prometió Guillermo Carmona se abrirán. Nos vemos en el estadio.

Ver además:

En la boca del León: Leñadores (III)