La Serie de Estrellas que comenzará este domingo con escenario en el estadio Victoria de Girón de Matanzas es un acierto de la Federación Cubana de Béisbol.
Aprovechar la efervescencia que dejó los pleitos finales de una Liga Élite que aunque no estuvo exenta de piedras en el camino mejoró bastante con respecto a su primera versión, es una idea que sin dudas aplaudirán los amantes a este deporte.
Un torneo beisbolero con la participación de cuatro equipos, dos de ellos foráneos (Venezuela y México), donde además se disputará un partido de exhibición entre dos escuadras de las Pequeñas Ligas (Matanzas y Artemisa) y un derbi de cuadrangulares, es algo que solo podrá aportar cosas positivas a la pelota cubana.
La presencia de los Cocodrilos matanceros, monarcas de esta recién finalizada liga invernal, y una selección de estrellas con los mejores jugadores del torneo, será el plato fuerte de esta competencia, más allá del nivel que puedan tener los conjuntos extranjeros invitados.
Con transmisión de la televisión nacional se efectuarán dos juegos diarios, uno de ellos en horario nocturno, en un formato de todos contra todos con una semifinal cruzada (1ro vs 4to y 2do contra 3ro) para definir los que discutirán las medallas el jueves primero de febrero.
Será el colofón de una temporada donde fuimos testigos -para bien de nuestro deporte nacional- de actuaciones épicas que nos erizaron la piel y nos recordaron que, no obstante los múltiples problemas que aquejan nuestros campeonatos domésticos, el béisbol será siempre nuestra gran pasión.
La actuación monticular de Erly Casanova con el pecho apretado por el fallecimiento de su esposa y sus lágrimas después de la victoria y un legendario Frederich Cepeda conectando cuadrangular con un esguince que apenas lo dejaba caminar, así lo demuestran.
El lanzador Yuniesky García pidiendo la bola lesionado, las gradas llenas, un equipo Artemisa que nunca entregó banderas ante un rival superior, Ariel Sánchez arribando a la marca de dos mil indiscutibles y coronándose junto a Yordanis Samón por primera vez en sus carreras, fueron notas que colorearon el torneo.
La Liga Élite tendrá que superarse con el tiempo, pero es muy necesaria para el béisbol cubano en su afán de elevar el nivel e insertarse en competencias regionales como la Serie del Caribe.
Es un torneo que debe tener incentivos económicos para los atletas y convertirse en una vitrina donde peloteros (no solo los que residen en Cuba) puedan mostrar sus herramientas en busca de contratos profesionales.
Cuando se escuche la voz de «play ball» este domingo en La Atenas de Cuba y comience la Serie de Estrellas, será sin dudas un cierre dorado de temporada para un deporte que necesita con urgencia recobrar sus bríos de antaño. Nos vemos en el estadio.
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