Cuando el cuatro de diciembre de 1955 un grupo de jóvenes saltaron al terreno del Estadio Latinoamericano para protestar contra la dictadura de Fulgencio Batista, se escribieron dos hechos de indiscutible vergüenza y valor. Por un lado, el realizado por los estudiantes que ese día irrumpieron en el césped del Coloso del Cerro, y por el otro, el de Roberto Amado Maestri Menéndez, árbitro cubano que salió en defensa de los estudiantes para evitar recibieran una brutal paliza.

Había que "tenerlos bien puestos" para encarar a la policía batistiana, algo que sin dudas tenían los estudiantes, y también Maestri, quien logró, a puro coraje, frenar a los uniformados. Casi medio siglo después, el cuatro de diciembre de 2001, fue declarada esa fecha como Día del Árbitro Deportivo en Cuba, en justo reconocimiento a la actitud asumida por Maestri.

Hablar de los árbitros deportivos cubanos es sinónimo de dignidad, heredada de Maestri y otros muchos que le sucedieron, y que es motivo de orgullo para los cubanos. Esos hombres y mujeres, que tienen sobre sus hombros la responsabilidad de impartir justicia, son parte fundamental en nuestro desarrollo deportivo.

Ellos, al igual que nuestros atletas, deben estar en constante superación, sacrificar horas lejos de la familia, enfrentar diversas adversidades, y superar no pocas carencias. Sin embargo, se les puede ver, llenos de alegría, cumpliendo su trabajo, ayudando a que cada evento deportivo tenga el lustre que solo la entrega de los atletas y la justicia de los imparciales que en ellos actúan, puede darle.

Razones sobradas, pues, para este cuatro de diciembre festejar el Día del Árbitro Deportivo, un día donde la justicia y la dignidad, andan de la mano.

En infinidad de competencias, el cronometraje es vital. Foto: Oscar Alvarez Delgado

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