El equipo Industriales no acaba de prender sus turbinas en esta Serie Nacional número 62. Después de la racha adversa de cinco derrotas que sufrieron en las primeras fechas, cuatro de ellas a manos de los Gallos espirituanos, no han podido eslabonar una cadena de éxitos para escapar del foso de la tabla de posiciones, un lugar que no está diseñado para acoger a una tropa como esa.

Buscar un culpable para volcar nuestras frustraciones es un acto desesperado y carente de lógica, porque los resultados positivos, sobre todo en los deportes colectivos, dependen de la unión de muchos pequeños detalles, que incluso funcionando bien no son garantía para lograr los objetivos en el campo de juego.

Tribuna de La Habana puede dar fe de la excelente preparación que tuvieron los muchachos, de la entrega de esos peloteros, de la unión del colectivo y del buen trabajo de los técnicos en las diferentes áreas.

Ahora mismo la nave azul se encuentra en una etapa de cambio generacional (como pedían muchos aficionados) y le ha dado responsabilidad a varios de sus novatos o jóvenes figuras, y esto es un proceso lento que hay que hacer, sobre todo en una temporada larga de 75 partidos.

Algunas de sus figuras establecidas no han logrado conectar con efectividad, el staff de pitcheo se comporta de forma intermitente y otras veces, así de simple, los contrarios lo hacen mejor.

Las victorias no han llegado y eso inquieta a sus más fieles seguidores, pero llegarán, porque más allá de supuestos chovinismos provinciales y de esa historia en la que no creen muchos de sus detractores, hay calidad en la nómina si la comparamos con otros equipos contendientes.

El repunte cobra ahora más importancia que nunca, desde que el presidente de la Federación Cubana de este deporte, Juan Reynaldo Pérez Pardo, dijo en conferencia de prensa este viernes que se estudia la posibilidad de realizar la próxima Liga Élite (quizás con otro nombre) con los equipos que terminen ubicados en las seis primeras plazas de la Serie Nacional, reforzados con los peloteros de los conjuntos que quedaron fuera.

El riesgo es grande, porque a pocos (incluso los contrarios) no les haría mucha gracia ver un campeonato selectivo donde no esté presente el equipo más ganador y mediático de Cuba, ni ver cerrado el mítico estadio Latinoamericano.

No tengo dudas que tarde o temprano los rugidos comenzarán a escucharse en los estadios, pero la rapidez con que esto ocurra dependerá también de nosotros mismos, de todos aquellos que con su apoyo incondicional se mueven alrededor de esa manada. Nos vemos en el estadio.

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