Después de los contundentes y esperados triunfos de los equipos de La Habana en la V Liga Nacional Femenina de Fútbol y en la Liga Nacional de Futsal 2022, no son pocos aficionados los que han avivado las esperanzas respecto a un posible y añorado éxito de la escuadra masculina de la capital en el Torneo Clausura de la 106 Liga Nacional de Fútbol.

No obstante –ilusiones y sueños aparte– el panorama en la lid varonil apenas deja margen para vaticinios, no solo por la calidad de los conjuntos contendientes en general, sino por lo reñida que marchaba la tabla de posiciones, al menos antes de los partidos de ayer sábado.

Sin incluir los resultados de los choques de la jornada sabatina –que se efectuaban al cierra de esta edición–Camagüey, Santiago de Cuba, La Habana y Artemisa integraban el pelotón de avanzada en la justa, por ese orden.

El elenco camagüeyano comandaba con 21 puntos, mientras que los santiagueros les escoltaban, con 20
unidades. En tanto, habaneros y artemiseños acumulaban 18 puntos, pero tenían a su favor que habían celebrado un pleito menos en comparación con el líder y el sublíder del certamen.

Llama la atención el buen desempeño de los artilleros giraldillos, con 21 goles anotados en los ocho partidos jugados hasta el miércoles último, lo cual significa que marcaban 2,625 dianas por desafío.

La zaga azul había permitido ocho anotaciones, para un promedio de una por duelo, cifra que no llega a ser
alarmante, pero tampoco es la ideal para una selección con pretensiones de acceder al podio de premiaciones.

Los jóvenes jugadores habaneros, dirigidos por Jaine Colomé, han dado claras muestras de buen trato al balón. El avezado DT ha sabido transmitirles a sus pupilos un estilo de juego vistoso, donde las buenas
triangulaciones no solo dejan ver elegancia y dominio de la técnica, pues también contribuyen con eficiencia a lograr buenos dividendos en la ofensiva.

A simple vista, la fisura más evidente del equipo capitalino pudiera localizarse en la falta de cierta madurez mental, sobre todo a la hora de entender un campeonato como un proceso completo, donde saborear una importante victoria (frente a Santiago de Cuba, por ejemplo), no da licencia para perder el foco contra otros oponentes, también de probada calidad, pero ante los cuales la rivalidad no motiva de igual modo.

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