Después de concluido el corto calendario clasificatorio de apenas 15 partidos por equipo del VII Campeonato Nacional de béisbol sub 23, y de jugarse los cruces de semifinales, tengo que confesar que se han cumplido mis expectativas.

Lo que hemos visto sobre el terreno de juego no está lejos de lo que vaticinamos antes de comenzar el torneo, y no estoy hablando de las actuaciones de algunos equipos en particular ni de favoritos, hablo del bajo nivel técnico-táctico que han mostrado la mayoría de los muchachos, del poco oficio, de los errores al campo y mentales que no van a los libros, y de un cúmulo de cosas negativas que a estas edades ya deberían estar subsanadas.

Eso lo esperábamos y no porque creemos que nuestros atletas no tengan calidad ni mucho menos, porque sabemos que Cuba es un semillero de buenos peloteros con excelentes herramientas para este deporte, cosa que está más que demostrado. El problema es la falta de juegos que tienen esos muchachos, y eso el terreno lo cobra como hemos podido apreciar.

Pocos partidos en categorías inferiores y un campeonato sub 23 que no se jugaba hace tres años, se suman al problema de la emigración, flagelo que se ha llevado a muchas de las principales figuras. Esto, como pasa en la serie nacional, aunque aquí se nota más, ha provocado que jóvenes que no están preparados, algunos recién salidos de las filas juveniles, tengan que asumir roles para los que aún no están listos, y eso da al traste con la calidad de la competencia.

Nuestros atletas, más allá de los entrenamientos que tampoco pueden hacer como es debido por tener que jugar a las 2:00 de la tarde, necesitan mucho juego, porque es ahí, en la práctica, donde se van limando los defectos y donde se adquiere la experiencia necesaria para poder realizar acciones favorables en las situaciones específicas de los partidos.

Con ese calendario extremadamente corto de 15 juegos y divididos por grupos geográficos, poco vamos a resolver, y tendremos que seguir viendo a la mayoría de los peloteros llegar al máximo nivel con todas esas deficiencias de las que tanto hablamos, y que luego repercuten en las derrotas cuando salimos a competir a las arenas internacionales. Nos vemos en el estadio.

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