Este domingo se abrirán otra vez las puertas del estadio Latinoamericano para darle continuidad a la postemporada de esta Serie Nacional 61, con el tercer desafío de los cruces de cuartos de final entre los Leones capitalinos y los Alazanes de Granma, vigentes monarcas nacionales.

La única manera de arrebatarles la corona a esos caballos orientales es arrinconarlos en ese Coloso del Cerro, cuartel general de los felinos, y escenario a lo largo de sus más de 75 años de existencia de tantas batallas gloriosas que han llevado a este mágico deporte a ser declarado Patrimonio Cultural de la nación.

Mientras la tropa de Guillermo Carmona saldrá a hacer su trabajo en el terreno de juego, y tratará –con las herramientas que disponen– de convertir en carreras toda esa pasión con la que defienden esa camiseta histórica, los aficionados tienen que jugar su papel y empujar ese carro azul que tantos alborozos les ha dado a lo largo de la vida.

Por eso hay que llenar el Latino; repletarlo hasta el tuétano y hacerlo vibrar en un terremoto apocalíptico que haga temblar a los contrarios, y les permita a ese equipo de casa emboscarlos con efectividad y plantar la bandera de las letras góticas en lo más alto del alumbrado artificial.

Foto: Archivo

Hay que desbordarlo para que ellos se llenen los pulmones con ese aire de congas y cánticos de guerra que los hace invencibles y les saca, como si frotáramos un ánfora maravillosa, ese genio que llevan dentro y les cumple deseos sobre la arcilla.

Esta semana, el INDER provincial garantizó transporte, comida y alojamiento a unos 40 fieles integrantes de varias peñas deportivas de la capital, para que sus presencias en las tribunas del Mártires de Barbados de Bayamo sirvieran de apoyo y aliciente a los Industriales en sus dos primeros desafíos de postemporada.

Esto es solo un ejemplo de la tremenda importancia que tiene el público, como lo aseguró el timonel de los Leones hace unos días atrás en una entrevista para Tribuna de La Habana, cuando dijo que los aficionados son el quinto bate del equipo, que motivaban mucho a los atletas, y que su apoyo en las gradas era primordial para alcanzar los objetivos. 

Por eso hay que llenar el Latino siempre, sin importar cuántos partidos se han ganado, y a pesar de rachas negativas o de las decepciones que se puedan sufrir por el camino; hay que llenarlo si de verdad se anhelan coronas y ese sentimiento de identidad deportiva los envuelve y los motiva. Nos vemos en el estadio.

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