Los amantes del judo en la mayor urbe cubana están de plácemes luego de conocer la noticia de la inclusión de tres judocas habaneros entre los 12 que representarán a Cuba en prestigiosas lides de este deporte de combate, previstas para celebrarse en próximas fechas.

Los capitalinos Melissa Hurtado (52 kg), Orlando Polanco (66 kg) y Yasel Baeza (81 kg), junto a otros nueve competidores de varias provincias, tienen antes sí el reto de entrar en acción en los Grand Slam de Tel Aviv, Israel (del 17 al 19 de febrero); Tbilisi, Georgia (del 25 al 27 de marzo); y Antalya, Turquía (del 1 al 3 de abril).

De manera general, los judocas cubanos buscarán mejorar su última actuación en este tipo de justa, pues hace apenas una semana, en el Grand Slam de París, Francia, el resultado estuvo lejos de ser positivo.

En territorio parisino solo el matancero Iván Silva (90 kg) se mantuvo un poco más de tiempo en la competencia, tras ganar un combate por no presentación de su oponente y otro por ippon, antes de ceder en su tercera salida.

El resto de la comitiva cubana –Andy Granda (+100 kg), Idelannis Gómez (70 kg), Thalía Nariño (+78 kg), Aleanny Carbonell (48 kg), Melissa Hurtado (52 kg), Arnaes Odelín (57 kg), Maylín del Toro (63 kg), Orlando Polanco (66 kg) y Héctor San Román (73 kg)– no pudo celebrar victoria alguna. En este grupo no vistieron sus kimonos el giraldillo Yasel Baeza y el villaclareño Julio César Delgado (60 kg), quienes viajaron a Francia el martes último.

Las posibilidades de conseguir mejores desempeños en los cercanos compromisos antes mencionados se fundamentan en que, sin duda, para entonces ya las muchachas y muchachos de la Mayor de las Antillas estarán más cerca de su óptimo estado en lo deportivo.

Muchos de ellos casi no tuvieron roce internacional durante años recientes debido al azote de la covid-19, y a esto se suma que las condiciones de entrenamiento durante esa etapa no fueron las ideales.

Ahora, según trascendió, tendrán a su favor que podrán prepararse durante un mes en la capital francesa, tiempo suficiente para corregir errores y trabajar junto a sus entrenadores en un entorno favorable, en aras de minimizar las secuelas de la inacción provocada por la pandemia y de retomar objetivos pospuestos por la obligatoria pausa.

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