Cuando los felinos capitalinos perdieron por diversos motivos a su cuarto bate y Jugador Más Valioso de la última campaña, a su receptor titular, a su capitán, a su mejor emergente, y a algunos lanzadores, entre ellos los dos mejores de su staff, muchos pensaron que a los Leones se les había caído la melena.

La exigente fanaticada azul sintió escalofríos de solo imaginar a la manada dirigida por Guillermo Carmona resbalar por la tabla de posiciones a lugares oscuros donde un equipo como este, de tanta historia y con 12 campeonatos en sus vitrinas, no debería caer jamás.

Oráculos, adivinadores, profetas, y hasta caracoles sobre el tablero, vaticinaban para la Serie Nacional 61 una debacle industrialista, que aunque es cierto que no logran un título desde hace más de 11 años, siempre han estado en el batallón de avanzada coloreando el panorama beisbolero de nuestros campeonatos domésticos.

Perder de un golpe a hombres que remolcaron el 40.68 % de las carreras del equipo en la pasada serie (179 de 440) y a serpentineros que intervinieron de alguna manera en 30 de las 42 victorias alcanzadas (30 de 42), es todo un escándalo para cualquier conjunto que se prepara para intervenir en el mayor espectáculo deportivo del país.

Sin embargo, casi al mismo ritmo en que fue desapareciendo el impacto negativo de la pandemia en nuestro territorio, comenzaron a llegar poco a poco peloteros de otras tierras en una peregrinación luminosa y salvadora. Algunos arribaron con el sueño de ponerse el traje de las letras góticas por primera vez, y otros a recuperar puestos que una vez tuvieron dentro del grupo.

Después de ver el listado oficial de 50 atletas que pugnan por un lugar en la nómina final que se dará a conocer el próximo 20 de diciembre, podemos decir sin temor a equivocarnos que el equipo cuenta con fuerza y herramientas suficientes para suplir las ausencias-siempre dolorosas-que sufrieron este año.

Además de presumir de una de las mejores bancas entre todos los equipos contendientes, la tropa azul, con la entrada de seis jugadores de posición (sin contar los novatos) ha logrado de un golpe apuntalar la receptoría, mejorar el cuadro, y elevar la potencia de largo metraje.

En el montículo las noticias son incluso mejores con la llegada de siete serpentineros de calidad que se pueden repartir en varias funciones, algunos de ellos con rectas que sobrepasan con facilidad las 90 millas por hora, velocidad por encima de la media de nuestro campeonato.

En el transcurso de unos pocos meses, los Leones han recobrado su vigor y ya sus rugidos van estremeciendo desde lejos a aquellos acérrimos enemigos que pululan por todo nuestro territorio insular, como siempre ha sucedido a través del tiempo desde su debut hace 60 años.

¿Quién dice que se les cayó la melena? Esta historia apenas comienza. Nos vemos en el estadio.

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