Aprovechando que se cumplen, este 7 de octubre, 18 años que la UNESCO aprobara la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, fue dada a conocer la noticia, en conferencia de prensa en el estadio Latinoamericano, que el próximo 19 de octubre nuestro pasatiempo nacional será declarado -al fin- Patrimonio Cultural de la Nación.

El vicepresidente primero del Inder, Raúl Fornés Valenciano, tuvo el privilegio de anunciar la buena nueva, que se hará oficial en esa fecha en los predios del mítico y legendario estadio Palmar de Junco de Matanzas, donde se jugó el primer partido de béisbol en Cuba, del cual se conserva un box score oficial.

El Patrimonio Cultural es la herencia cultural propia de un país o región vinculada a su pasado y que se mantiene en la actualidad transmitida por sus generaciones precedentes. Los amantes de la “pelota”, como la llamamos los cubanos, llevábamos años pidiendo que esto se reconociera por parte de las entidades correspondientes, ya que este deporte mágico representa nuestras costumbres e idiosincrasias más puras al estar presente en buena parte de la historia del país y arraigarse con fuerza en nuestra propia identidad y personalidad colectiva.

La pelota es una de las manifestaciones que más han trascendido nuestras fronteras y que a pesar de no estar en su mejor momento, perdura y nos identifica; es un espectáculo no solo deportivo que ha dejado su impronta en todas las manifestaciones del arte, en nuestro idioma y forma de comunicarnos, convirtiéndose en un fenómeno imprescindible para todos nosotros a través de los años.

Ser declarado Patrimonio Cultural de la nación es todo un reto para las entidades que así lo designaron, porque esto representa un compromiso con este deporte que amamos y sufrimos y ahora más que nunca están obligados a cuidarlo y protegerlo, a preservarlo y desarrollarlo para que las generaciones futuras puedan beber de esas experiencias emocionales y lo puedan disfrutar a plenitud.

Esto no solo es una mera designación de puro trámite o un título burocrático que se archiva en una gaveta, esta declaración pone bien alto el valor y la importancia de este deporte para nuestro país y nosotros como ciudadanos que lo amamos o que de alguna manera recibimos su impronta por el gran impacto social que tiene, estamos obligados a defenderlo a muerte y andar por la vida con esos machetes literarios afilados para atacar sin piedad a todas esas fuerzas negativas que se oponen a su desarrollo dentro y fuera de nuestras fronteras.

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