La medalla de oro ganada por el capitalino Juan Carley Vázquez Gómez en el evento de lanzamiento de la bala del XVIII Campeonato Mundial de Atletismo Sub-20 —que se celebra hasta este domingo 22 de agosto en Nairobi, Kenia— fue una magnífica noticia para los seguidores de esta disciplina de La Habana y de toda Cuba, aunque a más de uno no lo tomó por sorpresa.

Si bien la categoría junior no cuenta con la misma cobertura mediática que la de mayores, el fornido atleta habanero ya había dejado huellas en publicaciones deportivas, tanto a nivel internacional como nacional.

Hace poco más de dos años, específicamente el domingo 21 de julio de 2019, Juan Carley se coló en el podio de premiaciones del XX Campeonato Panamericano Juvenil de Atletismo, efectuado en San José, Costa Rica, donde ganó la presea de bronce tras enviar su implemento a 20,16 metros de distancia, disparo con el que dejó sin opciones de medalla al entonces favorito Nazareno Sasia, de Argentina, quien había sido monarca en los Juegos Olímpicos de la Juventud realizados en Buenos Aires, en 2018.

Poco después, en enero de 2020, el giraldillo puso en alto el nombre de su provincia natal al imponerse sin contratiempos en el Festival Nacional Juvenil de Lanzamientos en Atletismo Ricardo Suárez in Memoriam, cuya sede fue Sancti Spíritus.

Allí le bastó con lanzar la pesada esférica hasta los 19 metros exactos, envío suficiente para relegar al santiaguero Orley Silega (14,02 m) y al avileño Juan Villarreal (13,35 m) a los lugares segundo y tercero, respectivamente.

Ahora, en Nairobi, su desempeño en el segmento clasificatorio —el miércoles— fue categórico: comandó a la veintena de concursantes con magnífico lanzamiento de 19,66 metros, como para demostrar que no fue nada casual la marca de 20,32 m que lo avalaba con el mejor registro previo de la modalidad entre quienes compitieron en esta lid universal.

Liderar a los clasificados fue otro aviso de sus reales posibilidades, algo así como un indicio más regalado por el muchacho de la mayor urbe de Cuba para que no resultara sorpresivo lo acontecido una jornada después, en la final, donde impulsó la bala a 19,73 metros de distancia para ceñirse la corona mundialista.

Tras su exitosa presentación en tierra africana, corresponde felicitar al campeón. Su medalla conquistada es un hecho consumado, sobrada razón para la alegría y —sobre todo— una licencia incuestionable para mirar con optimismo el futuro cercano de un deporte y de un atleta prometedor… y, a todas luces, cumplidor.

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