El peso pesado Julio César La Cruz ofreció un show boxístico en la Arena Kokugikan para derrotar con autoridad al campeón mundial ruso Muslim Gadzhimagomedov y coronarse campeón olímpico en esta cita estival de Tokio.

El camagüeyano, cuatro veces campeón mundial, repitió el título ganado en Río de Janeiro en la división inferior y le dio a la delegación cubana su sexto metal dorado en estos juegos, algo que no se alcanzaba desde la reunión de Atenas 2004.

Julio César La Cruz. Foto: Roberto Morejón

En una sombra se convirtió el también capitán de la escuadra cubana con desplazamientos constantes, apoyado en su mayor rapidez de piernas para desestabilizar a un rival que nunca pudo encontrar la distancia para demostrar su mayor pegada.

Golpes efectivos y “fuga”, baile sobre el ring, y mucha provocación, fue la estrategia del antillano para sacar clara ventaja, llevarse la decisión unánime de los jueces, y elevarse al Olimpo de este deporte en menos de diez minutos.

En el combate anterior Andy Cruz demostró por qué es considerado por muchos especialistas como uno de los mejores púgiles del mundo al dar una disertación de boxeo frente al australiano Harry Garside.

Julio César La Cruz. Foto: Roberto Morejón

El matancero, doble campeón mundial y medallista de oro en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, dominó de campana a campana imponiendo su depurada técnica, en una pelea donde utilizó una estrategia de “Guerra de guerrillas” con ataques efectivos para luego hacerse “invisible” para su rival encima del encerado.

Garside, campeón de Oceanía y plomero de profesión, se tuvo que conformar con el bronce, primera medalla que gana su país en el boxeo desde la cita de Seúl en 1988.

El próximo domingo, en la última jornada de estos juegos, Andy cruzará guantes con el norteamericano Keyshaw Davis por el título olímpico del peso ligero.

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