Desde que en 1973 fue instaurado el bateador designado en la Liga Americana, el béisbol sufrió un cambio significativo en cuanto a su concepción y estrategia de juego y los amantes de este deporte se dividieron en dos bandos.
Por un lado están los que acogieron esta medida con beneplácito al disfrutar del aumento de la ofensiva en los partidos y en otro quedaron aquellos que defienden a muerte aquel juego táctico donde el director se debatía en disyuntivas de sustitución de sus lanzadores y la banca tomaba un mayor protagonismo.
Si bien es cierto que este cambio ayudó a proteger a los serpentineros de pelotazos en el cajón de bateo y lesiones provocadas por el corrido de las bases, estos dejaron de pensar como bateadores, un elemento importante para triunfar desde el montículo según afirman algunos expertos.
“Aquellos tiempos donde los pitchers bateaban eran muy beneficiosos para nosotros. A mí en lo particular me gustaba mucho hacerlo pero el béisbol cambió buscando más ofensiva”, me confiesa el excepcional lanzador Pedro Ramos, un serpentinero que se destacó en la Liga profesional cubana y que luego jugó 15 temporadas en las Mayores.
Ramos, además de ganar 117 partidos en el llamado mejor béisbol del mundo, conectó 15 cuadrangulares en 703 comparecencias oficiales, para convertirse en el máximo jonronero histórico entre todos los lanzadores cubanos a ese nivel.
Nuestro amigo y profesor José Manuel Cortina, considerado por muchos como uno de los mejores entrenadores de pitcheo que ha dado esta tierra, es otro de los defensores de la necesidad que los lanzadores empuñen al bate, tesis que viene exponiendo durante largos años.
“Cuando el pitcher batea aprende a sentir qué se necesita para dominar a los bateadores, gana más confianza para enfrentarlos y se apropia de un pensamiento de bateador para poder predecir mejor lo que ellos están pensando”, nos comenta.
En su libro Confesiones de pitcheo, Cortina comenta varias veces sobre este aspecto:
“Hoy hay cosas que a mi modo de ver atentan contra el desenvolvimiento de nuestros lanzadores y llevo ya algunos años hablándolo pero lamentablemente no me oyen, parece ser que estoy equivocado…”
“…a nuestros lanzadores hoy día los hacemos lanzadores sin antes hacerlos jugadores de béisbol y creo que el lanzador debe ganar en habilidades del juego, incluido el batear, para cuando lancen lo hagan como bateador y no como lanzador. La habilidad adquirida te dará la posibilidad de maniobrar contra el bateador. La primera razón para eliminar a un bateador es saber romperle la sincronización de su swing de bateo y colocarle los envíos en los lugares más vulnerables”.
En nuestras Series Nacionales muchos han sido los lanzadores que han ganado fama de bateadores, ya sea en campeonatos provinciales, en el mismo torneo élite antes que fuera implementada esta regla, en situaciones excepcionales donde se ha perdido el bateador designado en un partido, y en las mismísimas Grandes Ligas, al lanzar con franquicias de la Liga Nacional donde los pitchers están obligados a consumir su turno al bate.
Muy conocido es aquel hit de oro del matancero Gaspar “Curro” Pérez para empatar el partido decisivo frente a Estados Unidos en el Campeonato Mundial de República Dominicana en 1969 a la vez que los dominaba desde la lomita para obtener el triunfo final y ganarse el título de “Héroe de Quisqueya”.
El “Curro”, quien obtuvo 75 éxitos en su carrera de 10 temporadas en Series Nacionales con una efectividad de 2,54 PCL, fue un excelente bateador que logró promediar para 258 Ave con ocho vuelacercas, segundo jonronero histórico en nuestros campeonatos domésticos entre los lanzadores.
Ese récord está en poder de Mario Fernández con nueve estacazos de vuelta completa, un pitcher que lanzó con los equipos orientales y ganó 44 juegos terminando su carrera con menos de tres carreras limpias permitidas por partido.
Orlando Figueredo fue otro que también movió sus muñecas y disparó siete bambinazos mientras acumuló 125 triunfos en nuestros clásicos nacionales, además de tener el privilegio de ser el único pitcher cubano que ha sacado una bola del parque en un Campeonato Mundial, hace más de 48 años.
Hay algunos récords curiosos que involucran a los lanzadores a lo largo de aquellos primeros años, según un artículo del colega Osvaldo Rojas Garay, como son los cuadrangulares dentro del terreno de Santiago “Changa” Mederos y Juan Pérez Pérez ocurridos ambos un 27 de marzo pero en años diferentes, los dos bambinazos en una misma entrada conectados por Modesto Gil en 1973, y el disparado por el holguinero Miguel Pérez en 1994 para decidir un partido en la única vez al bate en su carrera como bateador.
Pocos aficionados conocen, por ejemplo, que el estelar pitcher capitalino Lázaro de la Torre (208 victorias) era un tremendo bateador que podía hacerlo a las dos manos y que en cuatro oportunidades que tuvo en su carrera de pararse en la caja de bateo disparó tres indiscutibles, entre ellos un par de dobletes.
Tampoco es de conocimiento, sobre todo de las nuevas generaciones, que hombres de la talla de Braudilio Vinent, Omar Carrero, Gaspar Legón, Lázaro Valle, Gregorio Pérez, y Rolando Macías, todos ubicados entre los más ganadores de nuestra vasta historia beisbolera, fueron capaces de sacudir jonrones y en varias ocasiones.
En las Grandes Ligas también los pitchers cubanos han dejado su impronta con el bate en la mano.
Además de Pedro Ramos, que también tiene el récord de conectar dos jonrones con las bases llenas, está el caso de Liván Hernández, quien incluso ganó un Bate de plata cuando militaba con los Expos de Montreal. Este diestro conectó a ese nivel 214 imparables, de ellos 38 dobles y 10 cuadrangulares con 84 carreras producidas, convirtiéndose en un bateador muy peligroso para sus adversarios.
Más lejano en el tiempo tenemos el caso de Adolfo Luque, primer lanzador de la mayor de las Antillas en pegar un indiscutible en una Serie Mundial y que concluyó su exitosa carrera de 20 años con un total de 236 hits con 31 dobletes, nueve triples, cinco jonrones y 90 impulsadas.
El listado es amplio y sobresalen figuras como Miguel Cuellar (7 Hr, 33 CI), Luis Tiant (5Hr, 44CI), Diego Seguí (4Hr, 24 CI), el tristemente fallecido José Fernández con par de jonrones y 14 impulsadas en 136 turnos al bate, y Camilo Pascual (5Hr, 81 CI).
En la Gran Carpa desde el mítico Babe Ruth hasta el fenómeno de la actualidad Shohei Otani, han brillado muchos lanzadores con el madero en la mano, pero esta práctica tiende a desaparecer con el tiempo, al punto de existir la posibilidad de instaurar el bateador designado en la Liga Nacional en un futuro no muy lejano.
Sin embargo, como bien dice el profesor Cortina, no debemos olvidar nunca el beneficio que trae a los lanzadores poder pararse dentro del rectángulo de bateo para descodificar el pensamiento de un bateador a la hora de subirse a la lomita, ya sea en categorías inferiores o en los entrenamientos del equipo. Nos vemos en el estadio.
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Boris gran articulo, me gustaría saber sobre los picher que actúan a dos manos, y si alguno también logro batear a 2 también