Cuando en noviembre de 2019 se hizo la convocatoria oficial para la 34 edición de Marabana, nadie sospechaba que aparecería en escena la COVID-19; mucho menos, que una enfermedad sería capaz de poner en jaque al mundo entero, al punto de paralizar desde la realización de los Juegos Olímpicos, hasta el turismo a nivel planetario.
Las medidas de distanciamiento se tornaron en eje fundamental en la lucha contra la pandemia. Tal perecía que los grandes eventos se suspenderían de forma indefinida; sin embargo, la posibilidad de realizar certámenes deportivos de forma virtual, vino a darle un respiro a los organizadores de Marabana, quienes utilizaron la vía digital para que los andarines pudiesen realizar sus inscripciones para este certamen, al igual que para el Maracuba.
Por fin, este 22 de noviembre, se dio la largada al más prestigioso de los eventos de larga resistencia en Cuba, Marabana. Esta vez, no hubo una serpiente multicolor atravesando varios municipios de la capital, ni una arrancada uniforme, pues cada andarín escogió, tanto el circuito a recorrer, como la hora en que daría inicio a la carrera.

En esta oportunidad, más que en ninguna otra, se puede afirmar que todos los participantes fueron ganadores. Desafiar 10 kilómetros sin un equipo de apoyo que vele por la seguridad del corredor o caminante, sin un abasto de agua seguro, o teniendo que llevarla uno mismo, sin personal médico pendiente a cualquier molestia, es un reto verdaderamente duro. Y ni qué decir de quienes enfrentaron la media maratón o los que, pese a no haber podido entrenar de la forma a que acostumbran, lograron vencer los 42 kilómetros y 195 metros de la maratón.
Algunos participaron sin dorsales, otros, como son el caso de Ángel y Dionisio, quienes desafiaron los 10 Kilómetros, los lograron imprimir. Todos, sin importar edad ni sexo, se lanzaron a devorar metros en las calles, o en las pistas de atletismo existentes en sus comunidades. Y, bien fuese caminando, corriendo, o trotando, se pusieron a prueba en la que quizás haya sido, hasta el momento, la más exigentes de las ediciones de Marabana.

Incluso la prensa deportiva se calzó las zapatillas y, zancada tras zancada, hizo suya la máxima de que la mejor forma de decir, es hacer. Entre ellos se encuentran los miembros del grupo 10k2020, quienes escogieron la Ciudad deportiva, en el capitalino municipio de Cerro, para medirse en las distancia de 10 y 21 kilómetros, eso sí, tomando todas las medidas para evitar ser víctimas de la COVID-19, con lo cual contribuyeron a que el deporte cubano le diera una nueva estocada a tan peligrosa pandemia.

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