El que ha visto béisbol durante años y conoce las interioridades de este deporte, encontrará muy rápido la respuesta a esta interrogante. En medio de un campeonato es normal perder algunos partidos consecutivos, la mayoría de los equipos en esta Serie nacional han pasado por eso.

Ahora está fallando la ofensiva, dominada en estos días por el mejor lanzador del campeonato (Renner Rivero), por un novato de excelente comando y buenos lanzamientos rompientes (Laidel Torres), por un zurdo que cuando está controlado es un peligro en el box (Geonel Gutiérrez), y por el estelar Freddy Asiel Álvarez, de los mejores serpentineros que hay en Cuba en la actualidad y miembro de la selección nacional.

Es así, se durmieron los bates, los azares rompieron en contra, o lo que quieran decir, pero… hay que estar consciente que Industriales no es ni el mejor equipo de la serie (aunque tenga todos sus hombres sanos), ni el gran favorito contra nadie, mucho menos con todas esas ausencias.

Los Azules son ahora mismo un equipo más, que se crecerá de pronto y caerá en grandes abismos, como todos. Los ataques a la dirección son solo producto de la frustración de los fieles, dolidos por las derrotas.

Los encargados de manejar los hilos de los partidos y de trazar estrategias no pueden hacer más con las herramientas que tienen, eso tiene que quedar claro.

La calidad del béisbol en la capital, como en otras provincias, ha decaído mucho en los últimos años por varias razones, sobre todo por la emigración de sus principales talentos (no son pocos). Hay déficits, pirámides deportivas rotas, quema de etapas, y baches psicológicos, quizás en mayor medida que en otras regiones del país.

Los peloteros siguen saliendo debajo de las piedras, pero se han quebrado equilibrios. Los aficionados deben saber que sus Azules, repito, no son un equipo superior y mucho menos invencibles como piensan algunos. La paridad en nuestro campeonato es un hecho, aunque siempre existan conjuntos, que al menos en el papel, están por encima de la media.

Ahora están diezmados, y aún así, se forma alboroto cuando caen en una seguidilla de derrotas como en estos últimos días.

Todo esto es lógico, su poderío ofensivo, arma fundamental para buscar victorias, no puede mantenerse a máxima potencia todo el tiempo, su picheo es débil (no hay otro adjetivo), y su defensa es común como tantas otras, con agujeros negros por las razones antes expuestas.

El reto es mantenerse en zona de clasificación bajo estas tormentas, esperar a que los ausentes se vayan incorporando para tener un poco más de probabilidades de vencer a otros rivales.

Vamos a apoyar, los atletas, aunque muchos piensen lo contrario, dan todo lo que tienen en el terreno. Esto apenas comienza.