En un pestañazo ya la Serie Nacional número 60 ha consumido su primer tercio de competencia. Los
Industriales, si bien cayeron vencidos en tres de sus últimos cinco desafíos, al conseguir división de honores con los Huracanes de Mayabeque y anotarse un triunfo en tres duelos contra los campeones nacionales de Matanzas, han podido ir sorteando todas las piedras que se han encontrado en el camino a pesar de los
demonios que los atacan.

No solo el famoso “hospital” que hemos mencionado en otros comentarios, que por supuesto pesa muchísimo, hablamos simplemente de las armas que posee, de los recursos que dispone como equipo en los diferentes apartados del juego, de sus lastres y sus necesidades en el campo.

Pocos especialistas entenderían cómo un conjunto con un staff de relevistas que permite 8,14 carreras limpias por juego completo (10,55 sin Andy Rodríguez) y una defensa que comete 28 errores en 904 lances (969 Ave, lugar 12 entre todos los equipos), puede salir victorioso en 16 de sus primeros 25 partidos y ocupar el quinto puesto en la tabla de posiciones.

Cierto que su mejor arma es el bateo, pero en una liga donde la media es de 303 (y sigue subiendo) y el equipo ha promediado para 318, no representa mucha diferencia. Además, a sus lanzadores les han anotado un total de 140 carreras después en las diez primeras subseries particulares y los bateadores azules han anotado 159, números rojos que alarman y que de mantenerse así comenzarán a dar al traste con las victorias.

La tropa de Guillermo Carmona no tiene otra que resistir y esperar por los refuerzos que comenzarán a
llegar poco a poco al recuperarse de sus lesiones y al llegar el juego 30, donde la dirección podrá dar algunas altas y bajas que oxigenen al ineficiente bullpen. Tendrá que mejorar esa defensa que en el pasado glorioso fue motivo de orgullos y vanidades, comenzar a depender en demasía de ciertos hombres en la lomita de los suspiros en detrimento de otros que ya han suspendido la prueba, y batear como nunca, para poder mantenerse en la zona de confort hasta que llegue la postemporada.

Los Leones no podrán vacilar ante los adversarios débiles ni dejarse caer psicológicamente por alguna paliza que puedan recibir en algún momento, porque cada partido es un mundo en sí mismo. Con la inercia de los triunfos que han logrado alcanzar hasta ahora se puede seguir navegando en esta tormenta que no esperaban, porque garra y estirpe no faltan en sus filas y porque basta mencionar a Industriales para que sus rivales tiemblen. Saludos.