Sí, claro que es muy temprano para hablar de estadísticas impresionantes y de artillerías desbordadas, para darse golpecitos en el pecho, y para salir a pavonearse mostrando el orgullo capitalino por los atestados pasillos de las redes sociales.

Los azules de Industriales solo han jugado dos desafíos de esta Serie Nacional y para colmo, contra uno de los equipos más débiles de todo el campeonato. Es muy pronto para valorar cuerpos de lanzadores, estrategias de la dirección, y el trabajo de los sacrificados entrenadores, eso es muy cierto.

¿Pero quién dijo que hay que esperar un tiempo prudencial para cantar victoria? ¿Quién prohíbe alzar las manos y saltar en los asientos con los bambinazos de Urguellés, del “Torito” Barcelán, y de del “Billy” Correa?

¿Por qué hay que ser prudente y esperar que avance la serie para soltar pasiones? ¿Por qué razón no podemos desde ya vanagloriarnos y sacar las banderas azules de las letras góticas y rugir a los cuatro vientos para intimidar contrarios?

Ahora mismo los Leones de la capital son los segundos que más average tienen después de los partidos de fin de semana (386), los primeros en extrabases (9), en jonrones (5), en total de bases recorridas (50), en slugging (617) y en OPS (1.069).

Pero además, el staff de picheo tiene el segundo mejor promedio de carreras limpias (2.00), son los terceros en WHIP (1.17), y los que más han ponchado (15)

Para algunos estos números no dicen mucho al tener de adversarios a unos Indios que se pintan solos para ocupar los puestos más alejados en la tabla de posiciones, pero eso es lo que tiene que hacer un equipo que quiera optar por la corona: aplastar a los débiles.

El reto comienza ahora cuando enfrenten esta semana a las archirrivales Avispas santiagueras en su propia hábitat natural, todo un clásico beisbolero que aunque hace ya varios años dejó de tener aquella mística y a ambos elencos le ha sido esquiva las coronas nacionales en las últimas temporadas, siempre trae morbo por dentro porque el recuerdo de esas batallas memorables se ha quedado en los genes de estas nuevas generaciones y en cualquier momento salen en un torrente por los poros de la piel.

Mañana los Industriales podrán caer combatiendo en el ruedo, los bates se podrán dormir, las pelotas lanzadas podrán ir a parar más allá de los límites de los estadios, y las estadísticas podrán “ensuciarse” porque así es el deporte, pero ahora, en este minuto, las cosas comenzaron muy bien para la tropa de Guillermo Carmona y hay que celebrar. ¿Quién lo impide? Nos vemos mañana.