Que la actividad deportiva no se haya reducido a cero durante los meses de existencia de la COVID-19 se debe, en gran medida, a la celebración de múltiples certámenes de diversas disciplinas que se han podido desarrollar gracias a las tecnologías de las comunicaciones.

Torneos, copas, campeonatos, intentos de récords y otros eventos no competitivos efectuados en versión online ya forman parte de la historia del deporte. De ello pueden dar fe los organizadores de lides internacionales, nacionales o provinciales que han sabido aprovechar las ventajas de la red de redes para lograr sus nobles objetivos.

Internet ha hecho posible el milagro de las competiciones en línea, pero sus provechosas condiciones habrían sido insuficientes sin la creatividad y los deseos de atletas, especialistas, entrenadores, jueces

No es de extrañar que el ajedrez irrumpiera con fuerza en la iniciativa de mover piezas a través de la pantalla de una computadora. De hecho, antes de la llegada del sars-cov-2 ya en el juego ciencia eran comunes las justas online.

Lo que sí resultó llamativo es que no tardaron en sumarse otros deportes como kárate, levantamiento de pesas, taekwondo, dominio del balón, tiro con arco… y ¡bádminton!, además de talleres y conferencias afines al mundo atlético.

Tales manifestaciones constituyen una clara muestra de “desobediencia” contra la inactividad que impone el letal coronavirus. Más allá de resultados deportivos, es precisamente en el logro de competir sin riesgos de contraer la enfermedad donde radica el mayor éxito de estas nuevas alternativas.

Cuando aún es difícil determinar cuánto más durará esta pesadilla que afecta a la humanidad, no sería descabellado estudiar la posibilidad de incluir otras disciplinas entre las que ya han emergido en su versión online.

Una valoración simple indicaría que no sería factible agregar los llamados deportes colectivos y algunos de combate, pero valdría la pena analizar con detalles si se pudieran incorporar otros como la gimnasia, el tiro deportivo, algunas modalidades del atletismo, el clavados, el nado sincronizado… en los que –claro está– solo tenga protagonismo un competidor en cada escenario.

Las actuales circunstancias obligan a actuar con inteligencia ante un acertijo que se debe resolver desde todos los frentes. Sin dudas, el deporte presencial es y será el favorito de las mayorías, pero la opción de continuar lidiando desde la distancia, gracias a la magia de un ordenador conectado con el mundo, es la variante segura que hará posible que atletas y aficionados se mantengan a salvo, a la espera de que puedan retornar sin peligro —más temprano que tarde— a los escenarios de siempre.