El destino quiso que un día allá por el año 1998 alguien le regalara a Andy Vargas, icónico narrador deportivo de la capital convertido en un símbolo del equipo habanero, un simple leoncito de peluche. Esto motivó, imagino que comparando la fuerza y la garra de este felino a las de la escuadra azul y su reinado en cuanto a títulos obtenidos que, en unión de sus compañeros de batería por aquel entonces, Renier González y el Churry Suárez, comenzaran a identificar al conjunto con esa mascota.

El estridente rugido grabado que salía al aire en momentos donde los Industriales atacaban con furia a sus rivales y las características innatas del llamado “Rey de la selva”, pegó en la fanaticada de tal manera que aún se mantiene hasta nuestros días y en esta campaña número 60 el equipo capitalino saldrá al ruedo del Latinoamericano con el nombre de Leones en el pecho por primera vez en la historia.

Sin embargo, la figura felina para identificar un equipo de la capital se remonta hasta los mismos origines del béisbol en Cuba, cuando el elenco del Club Habana de la Liga Profesional cubana lo usó desde su primer partido oficial el 29 de diciembre de 1878 al dar inicio el primer campeonato de este deporte organizado en nuestro país.   

Los Leones de La Habana de aquellos tiempos fueron arrolladores, al punto de conseguir 30 títulos en 76 apariciones. Lograron siete coronas consecutivas al comienzo de estas lides; a inicios del siglo XX alcanzaron cuatro seguidas, y tres veces ganaron en dos temporadas continuas, además de imponer un récord de victorias al hilo con 17 en 1902 y coronarse al menos una vez en cada década.

El ilustre Martín Dihigo, considerado por muchos como el mejor pelotero cubano de todos los tiempos e integrante varias veces de los Leones, consideró al “trabuco” que se logró reunir en la década del 20 como el mejor equipo de toda la historia.   

Los Industriales de hoy en día, desde su fundación en el año 1962 con el inicio de la primera Serie Nacional, se han identificado con el azul, color representativo del otro equipo de la capital de aquella extinta Liga Profesional: Los Alacranes del Almendares, conjunto que ganó invicto en la primera Serie del Caribe y logró conseguir 24 títulos en toda su existencia como equipo.

Como he dicho en otras ocasiones, sin el conocimiento de la historia, el presente será siempre un escenario de arenas movedizas y el futuro un mundo oscuro plagado de incertidumbres y decepciones.

Por eso tenemos que dar gracias a nuestro Andy Vargas y su piquete de aquellos días por rescatar la leyenda y la figura del León para representar a los Industriales de hoy. Nos vemos en el estadio.