Dar clases desde la distancia se ha vuelto algo común en estos tiempos de pandemia. Tras el cese temporal de los cursos escolares, profesores y estudiantes se han tenido que adaptar a esta nueva realidad, y a las nuevas formas de estudio que ello implica.

Cierto que se trata de una problemática que atañe a todos los niveles escolares, y a lo cual no escapan los estudiantes de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, UCCFD, Manuel Fajardo, en el capitalino municipio de Cerro. Para conocer un poco sobre ese proceso, conversamos con Ludys Galarraga Capdevila, quien es jefa del Departamento de Historia y Máximo del Fajardo, como popularmente se le conoce a la UCCFD.

Ludys, quien llegó a esa casa de altos estudios en noviembre del 2009 nos comenta que su vínculo con el fajardo inició con la municipalización. “Doy clases de Historia de la Cultura Física, los dos semestres, casi siempre con más de un grupo. En el caso de los grupos del diurno, suelen ser muy numerosos y en oportunidades rebasar los 35 estudiantes; los de atletas, se mueven entre los 20-25 alumnos”.

¿Qué han hecho para que los estudiantes no pierdan el vínculo con la universidad?

“Inicialmente colocamos en una plataforma todos los contenidos de las asignaturas, y evaluaciones alternativas, de forma que los estudiantes pudieran consultarlos. Los que han podido tener acceso a esas carpetas ya conocen las evaluaciones que tienen por delante y el contenido por el cual se deben preparar. La limitación de este trabajo está dado por el hecho de que todos los estudiantes no tienen el mismo nivel de acceso a estos materiales.

“Los colectivos de asignaturas, por orientación se quedaron reorganizando los programas de las asignaturas, y organizando todo el sistema de evaluación. Ello permitirá, una vez que nos reincorporemos, poder avanzar lo más rápido posible, teniendo en cuenta, tanto el contenido que quedó por peinar en el semestre, como la forma en que se va a trabajar en el próximo curso”.

¿Cómo profesora, puede trabajar desde la casa?

-En mi caso sí. En el departamento tenemos muchos profesores jóvenes, que su orientación metodológica hacia la asignatura que están impartiendo no es la misma. En esos casos, su tarea principal ha sido la preparación metodológica.

¿Ha podido seguir el progreso de sus alumnos?

-No he podido tener una visión completa de sus progresos, excepto en la culminación de estudios, que es otro proceso que tiene abierta la Universidad. En el caso de los estudiantes que se encuentran preparando trabajos de diploma, o investigaciones, con ellos hemos tratado de mantener un sistema de comunicación y comprobado que han podido avanzar mucho en el marco teórico, no así en las entrevistas y demás instrumentos, donde se ha frenado el trabajo.

“Los trabajos tienen como línea de investigación fundamental las historias de vida, y este tipo de investigaciones llevan mucho de testimonio, y aunque se puedan hacer mediante el correo, o por teléfono, resulta importante el contacto cara a cara, donde la persona puede transmitir sentimientos, o surgir nuevas preguntas”.

¿Cómo alguien, que no practica ningún deporte, se atreve a dar clases en la UCCFD, e incluso, a ser tutor de tesis sobre ese tema?

-Eso me ha costado mucho trabajo. Yo soy graduada de Historia y Filosofía, y la filosofía, aun cuando a muchos no les gusta, ofrece el método dialéctico-materialista, que es aplicable a todo. Esto implica mucho trabajo, desvelo, estudio y respeto por la metodología, tanto del entrenamiento deportivo como de la educación física.

“Nos atrevemos con la parte de la metodología de la investigación, pero nunca redondeamos un trabajo si no contamos con el acompañamiento de un especialista. Te puedo decir que se aprende muchísimo, incluso de los entrenadores más sencillos, de los de la base. Ello me retroalimenta en función de la asignatura que imparto, que es Historia de la cultura física”.

¿Cuántas investigaciones de deportes distintos has tenido que tutorar?

-No quieras saber. Empecé con tesis de polo acuático y ello me ha costado casi nueve años haciéndolo –dice mientras ríe-, y lo hice porque los primeros estudiantes atletas con los que trabajé, en el Centro de Entrenamiento del Cardín, cuando terminaron sexto año, me escogieron. Pese a mis reclamos, ellos me impusieron el reto de que fuera yo. Y no me quedó más remedio que aceptar.

“Es increíble cómo los estudiantes te ayudan. Cuando el estudiante está claro de lo que quiere hacer, el trabajo es más fácil. No siempre ha sido así. También he tutorado tesis de clavado y ha sido por designación. Me han dicho, ‘yo trabajo contigo’, y ningún argumento ha servido para hacerles cambiar de idea. Incluso me han dicho, ‘yo te ayudo, ya yo hablé con mi entrenador, pero hago el trabajo contigo’.

“También he atendido tesis de atletismo, de ciclismo. De todas la más enredada fue en un curso donde se me unieron tres tesis de polo acuático. Ninguno de los tres estudiantes era de los más aventados, pero de ellos, había uno que no era nada aventajado. Primero tuve que enseñarle a expresarse. Ya era la tercera vez que intentaba hacer la tesis, y nadie había podido lograrlo”.

“¡Suuuuuu entrenadorrrrrr! –dice con malicia, pues se trata de su esposo-, me lo trajo. Primero le dije no, que ya mis compañeros habían intentado y no lo habían podido lograr. Al final, tuve que aceptar el reto que ¡Suuuuuu entrenadorrrrrr!, y él me pusieron. Finalmente salió, fue un trabajo muy difícil. Pero te digo algo: se agradece muchísimo. A mí en lo particular me gusta trabajar con los atletas, porque es un estudiante muy sacrificado, he trabajado incluso con boxeadores, que se levantan a las cuatro de la mañana hacer sus “mañanitas”, y después van a sus entrenamientos”.

¿Se te ha dificultado darle clases a algún atleta porque tenga una competencia o una base de entrenamiento fuera de la provincia?

-Sí. Los cursos que trabajé en el Cardín fueron muy complicados. Allí está la élite del atletismo cubano. Por mis manos pasaron Leonel Suárez, Dayron Robles, en su etapa de estudiantes. Los dos, brillantes. También una Lisandra Guerra, muy buena estudiante. Todos con unos compromisos internacionales, que sabías los tenías esta semana, pero a la siguiente ya no. El profesor que trabaja con atletas sabe hay que cogerlos en tiempo extra.

¿Ahora, cómo es el trabajo desde la casa?

-Puedo decirte que tengo tres frentes abiertos. Por un lado, mantengo el asesoramiento y la dirección del departamento, ello implica que constantemente mi decana y mi vicerrector se comunican conmigo para darme orientaciones, pedirme informaciones, organizar los suplementos a los planes de trabajo.

“Por otro lado están mis tutorados, ahora por teléfono, en la medida que mis estudiantes se puedan comunicar conmigo. El tercero, son mis tareas como profesora, cumplir con las orientaciones que me da mi jefa de la asignatura”. 

Pero Ludys Galarraga Capdevila no es la única persona en su casa que trabaja directamente con atletas, pues su esposo Mario Andrés Bermúdez Ariosa es el jefe de Cátedra de la selección nacional de polo acuático masculino. Sobre el trabajo que en estos momentos él realiza hablaremos en próximos comentarios.