Como en la mayoría de las ciudades más importantes de un país, el equipo que la representa en un deporte determinado es foco de atención de los aficionados. Mayor densidad poblacional, desarrollo económico por encima de la media, ser escenario de las industrias y las entidades administrativas más importantes, así como de los canales televisivos nacionales; hacen que estos conjuntos, además de ser los más mediáticos por razones lógicas, tengan tras de sí a las mayores fanaticadas a favor y en contra siempre pendientes de su accionar, levantando a su paso las más diversas de las pasiones.
Industriales es un ejemplo perfecto. Un equipo que genera toda clase de sentimientos encontrados, el cual infringe dolorosas derrotas a sus adversarios y cuando son vencidos sobre la grama provocan las más descontroladas alegrías de sus rivales, como ningún otro.
Aunque algunos directores traten de evitarlos en cruces peligrosos o en desafíos cruciales de campeonato, lo cierto es que las aficiones piensan diferente, aunque les cueste aceptarlo. Un choque contra los capitalinos en cualquier terreno de Cuba es un espectáculo garantizado con grada llena y excitaciones desmedidas, un show que se disfruta al máximo, donde aflora nuestra idiosincrasia y nuestra identidad misma como nación y eleva nuestro deporte nacional a niveles insospechados.
Aunque suene tal vez un poco pretencioso no es posible negar que los Azules de la capital son la sal de nuestro campeonato de casa. Su vasta historia, sus doce coronas alcanzadas en las 58 ediciones disputadas y su gran poder de convocatoria lo demuestran y refuerzan el cartelito de “equipo insigne” de la pelota cubana.
Por eso nunca serán más controversiales las decisiones arbitrales, las directivas o los artículos escritos a su favor o en contra y siempre serán el centro de grandes polémicas, dejando una estela de amor y odio a su paso por los terrenos de juego.
Ahora, cuando están a punto de levantarse las cortinas para comenzar la gran fiesta de los play off, esa vehemencia se exacerba en las multitudes y emergen como nunca los chovinismos y los regionalismos más estériles que pueden empañar el disfrute de este maravilloso juego.
Canalicemos nuestras energías por caminos positivos, defendamos con pasión a nuestros equipos favoritos y despojémonos de falsas superioridades y complejos provinciales. Disfrutemos de este privilegio apoyando los colores de nuestras regiones pero con respeto al contrario, sin olvidar que nuestra tierra es mucho más grande que el pequeño lugar donde nacimos. Nos vemos en el estadio.

![[impreso]](/file/ultimo/ultimaedicion.jpg?1762981507)
ASHÉ, Boris. Nada más cercano a la realidad. FELICES NAVIDADES
Mucho respeto y profesionalidad en esta serie LAS TUNAS campeon pata ti boris lo mejor saludos