A pesar de que el sábado 30 de noviembre la selección de La Habana sufrió su primera derrota en el Torneo de Apertura de la 105 Liga Nacional de Fútbol –2-0 ante Villa Clara–, sus posibilidades de clasificar para el certamen de Clausura todavía se mantienen presentes.
Eso sí, difícilmente los capitalinos podrán acceder al liderato del grupo A, única ubicación que les permitiría discutir el título del Apertura frente al elenco que logre comandar las acciones en la llave B, pues –sin incluir los resultados de ayer sábado– los azules marchaban en la cuarta plaza, con ocho puntos, a cuatro de diferencia de los dos conjuntos dueños de la cima: Villa Clara y Matanzas, y a dos de la escuadra de Pinar del Río, inquilina del tercer lugar.
El lamentable apremio por el cierre de esta edición no nos permitió conocer el resultado del choque entre La Habana y Artemisa, que se celebraba en la jornada sabatina. Este partido era de vital importancia para habaneros y artemiseños, porque la ventaja de los giraldillos sobre sus cercanos vecinos era de solo una unidad y prácticamente ganar los tres puntos le aseguraría el avance al Torneo de Clausura al triunfador, sobre todo si se tiene en cuenta que el sábado próximo –en la última fecha de la fase clasificatoria– ambos tendrán rivales bien difíciles, en pleitos donde ninguno de los dos puede considerarse favorito: La Habana se medirá a Matanzas y Artemisa tendrá como oponente a Villa Clara.
De manera general, incluso cuando ya los de la mayor urbe de Cuba perdieron el invicto, la actuación de la formación habanera ha sido buena y calificarla de ese modo se justifica por su aceptable producción ofensiva (siete goles anotados en los primeros cinco partidos), pero mucho más porque se trata de un equipo muy renovado respecto a la nómina del año anterior, cuando el desempeño fue valido para alcanzar la medalla de plata.
La habilidad del experimentado director técnico Jesús Tosca Sánchez para sacar lo mejor de cada jugador ha sido evidente desde las primeras jornadas de una lid que apenas da oportunidad de rectificar sobre la marcha, debido a su recortado calendario.
Con esas virtudes –de atletas y técnicos– tendrá que seguir contando la afición habanera, fiel seguidora de sus futbolistas en este certamen que caprichosamente insiste en llamarse Liga cuando su disminuida estructura bien pudiera compararse, por su corta duración, con la de cualquier torneo de barrio.