La Serie Nacional de Béisbol para menores de 23 años cumplió este domingo su primera semana de competencia. El regreso de varios peloteros al país motivados por el recientemente cancelado acuerdo con la Mayor League Baseball (MLB) y la casi nula emigración de nuestros jóvenes prospectos, ha elevado el nivel de la competencia si la comparamos con ediciones anteriores.
En solo una semana, se observa una reducción drástica de las bases por bolas, más conexiones de fuerza por parte de los bateadores y una mejor defensa al campo en su conjunto.
En este último aspecto a lo largo de los años los equipos capitalinos han sido referencia obligada en todas las categorías, sin embargo, desde hace un tiempo a esta fecha las cosas han ido cambiando.
En la temporada pasada, tanto los muchachos del sub 23 como sus hermanos mayores de Industriales exhibieron una pésima defensiva en todo el campeonato, al punto de colocarse en la cima de este aspecto negativo, cosa que al final, dio al traste con sus aspiraciones.
En esta edición, mientras en casi todas las provincias se ha observado una mejoría al respecto, en La Habana los muchachos siguen, hablando en buen cubano, con un hueco en el guante.
En los primeros cinco desafíos, ya la tropa azul registraba 15 marfiladas en apenas 196 lances para un vergonzoso 923 de average defensivo y desde ya las alarmas andan encendidas.
Su nuevo mentor, Erlys Garrido, ha venido haciendo un excelente trabajo con el equipo desde que le dieron las riendas y ha declarado que esto debe mejorar de un momento a otro, pero lo cierto es que los errores continúan y los aficionados comienzan a desesperarse.
¿Qué está pasando? ¿Por qué motivos ha decaído tanto en la capital este aspecto tan importante en un partido de béisbol?
Las razones pueden ser muchas, desde problemas sicológicos, agotamientos físicos, mala interpretación de las cualidades individuales para cada posición, hasta los problemas técnicos que llegan arrastrando desde las categorías inferiores.
Lo cierto es que los guantes siguen con un hueco invisible a nuestros ojos, y los errores siguen cayendo, incluso en jugadas inofensivas de fácil acceso.
El cuerpo técnico que dirige esta versión del sub 23 es de primer nivel y lleva años trabajando con estos mismos peloteros desde otras categorías. Aun es joven el campeonato y quizás el pre-arranque de competencia les ha jugado una mala pasada en estos primeros días. Confiamos que a medida que avance la serie estos números rojos se vayan aclarando y salga a flote la verdadera calidad que poseen cada uno de ellos. Nos vemos en el estadio.

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