A pesar de haber descansado durante las series concluidas este sábado y en las que se celebrarán durante martes y miércoles venideros, las muchachas de la selección de Capitalinas no ven amenazada su condición de líderes del segmento clasificatorio de la Liga Superior de Baloncesto (LSB), para damas.

El favorable desempeño de las giraldillas –con 12 éxitos y un solitario revés– está respaldado por cifras que manifiestan una notable efectividad en varios parámetros de juego, tanto ofensivos como defensivos.

Hasta la fecha, las habaneras han anotado 1 050 puntos y han recibido 800, para una favorable diferencia de 250 unidades, muy superior a la de los otros cinco elencos contendientes que, incluso, exhiben números negativos en ese indicador.

En cuanto a la defensa, llama la atención que las pupilas de Ernesto Wright son las que menos pelotas pierden y exhiben magníficos dígitos en recuperación del balón, rebotes defensivos y asistencias.

Con estos argumentos y con el compromiso y la entrega de cada jugadora, las que visten de azul continúan enfocadas en ceñirse la corona en esta LSB 2019 y, por lo apreciado hasta ahora en los tabloncillos que sirven de sede a este certamen élite del baloncesto femenino cubano, el objetivo está cada vez más cerca y no somos pocos los que ya podemos visualizarlo.

CAPITALINOS NO PROGRESA

Un camino bien distinto va transitando la escuadra de Capitalinos, cuya inestabilidad sobre la cancha lo mismo le depara derrotas que triunfos por amplio margen, aunque –lamentablemente– han sido muchos más los reveses que las victorias.

Al cierre de esta edición estaba por iniciarse el segundo choque de la serie entre habaneros y matanceros. Ya el viernes los de la Atenas de Cuba habían derrotado a los de nuestra Ciudad Maravillosa con marcador de 68 cartones por 65.

Para los dirigidos por el experimentado Reynaldo Téllez, las posibilidades de avanzar a semifinales son tan reales matemáticamente como poco factibles, sobre todo si se toma como referente el desánimo que por momentos parece imponerse en las filas de la relevante –aunque inexplicablemente disminuida– selección azul.