Hay personas a quienes la vida se empecina en ponerles a prueba una y otra vez, y sin embargo, logran vencer retos que otras, ni siquiera, sueñan intentar. A ellos muchas veces, las personas de corazón débil, suelen llamarles locos; otros, sin embargo, les dan aliento para que sigan adelante.

Uno de esos hombres capaces de afrontar las más “divinas locuras” es Miguel Alfonso Samdelis, a quien vi de lejos este 23 de febrero en la Marina Hemingway, cuando iba a ocupar su lugar en la salida de la competencia sprint del V Triatlón de La Habana.

Cerca de dos horas más tarde, lo hallé en los jardines del habanero Hotel Nacional. En ese momento, ya había terminado los 750 metros de natación, 20 kilómetros de ciclismo y 5 de carrera a pie, un desafío que no todas las personas se atreven a asumir.

De inmediato me le acerqué y entablamos una animada conversación en la cual Samdelis —como suelen llamarle sus conocidos— reveló aspecto de su desarrollo en una justa donde, pese a sus limitaciones físicas, logró tras 1:48:02 horas entrar en el puesto 215 (167 entre los 183 hombres que concluyeron la competencia) de una clasificación general que contó con 240 inscritos, 57 de los cuales eran mujeres.

Así conocimos que desde hace 31 años —cuando estudiaba quinto año de ingeniería mecánica en la CUJAE—, es el coordinador del grupo cubano de excursionismo Mal Nombre —bautizado así por uno de los sitios donde acamparon—, actualmente trabaja como profesor del centro de altos estudios antes mencionado.

El amor por la naturaleza de Samdeli es tal que, ni siquiera las enfermedades le han detenido. Cuando apenas tenía 23 años sufrió un tumor maligno en una de sus extremidades inferiores. Con radiaciones, sueros y mucho dolor, logró vencer ese primer escollo, el cual nunca le impidió seguir con sus acostumbradas acampadas.

Tres años más tarde, las enfermedades volvieron a atacarle. Esta vez se trató de un Guillain Barré. Nuevamente su voluntad de acero se puso a prueba, con la mirada fija en el horizonte, y un corazón “blindado” contra la pesadumbre, siguió adelante. Tal pareciera que cada obstáculo le llevaba a asumir un reto mayor, a buscar un sendero más difícil por el cual transitar para después, una vez coronada la meta, tomar una profunda bocana de aire y seguir adelante, en busca de una nueva meta que alcanzar.

Nuevamente logró vencer la enfermedad, pero los deseos de correr, de sentirse vivo eran demasiado grandes como para quedare quieto en casa. De esa forma, su pasión por el deporte le jugó una nueva mala pasada, sus deseos de correr, y los problemas de enfermedad que arrastraba terminaron por provocarle desgaste en la cabeza del fémur.

Mas, nada de eso lo podía detener. Él había nacido para vencer obstáculos y en su mente tenía bien claro que deseaba tomar parte en el Triatlón de La Habana.

Al preguntarle por su preparación y cómo le había ido, comentó que en la natación se sintió muy bien. La temperatura era muy buena y ello ayudó. Explica que apenas hace un mes tomó parte en una competencia similar, pero de mucha menor participación, y ello le ayudó a tener una idea general de qué debía hacer.

Lo más difícil fueron las transiciones, sobre todo la primera entre la natación y el ciclismo, donde por desconocimiento, perdió valiosos minutos. Una vez en la carretera se sintió cómodo, al igual que en la carrera a pie.

Ahora Samdelis tiene en mente volver a tomar parte, el próximo año, en el triatlón de La Habana. Quien sabe si, con la experiencia adquirida en esta oportunidad, no se pierde buscando su bolsa y consigue avanzar algunos números en la clasificación general. Por ahora, solo resta esperar al próximo año y desearle que nuevamente termine la competencia.