Corrían tiempos difíciles, las presiones económicas y políticas de los Estados Unidos (que incluían el cese de las relaciones diplomáticas del gobierno de ese país con Cuba) parecían, a no pocos, demasiado grandes para ser vencidas. Dentro del país se vivían constantes transformaciones en los sectores económico, cultural, político y social.
En medio de esas circunstancias, Comandante en jefe Fidel Castro Ruz, cual experto ajedrecista, crea el 23 de febrero de 1961 el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder), un movimiento estratégico del líder de la Revolución, al convertir al deporte en un derecho del pueblo.
A partir de ese momento, comenzó a crecer en Cuba el movimiento deportivo. No importó que las agresiones continuaran, ni las carencias de todo tipo, ni tener que desdoblarse en varios frentes al unísono, Fidel estaba presente en todos lados, multiplicándose, compartiendo con los más jóvenes, debatiendo con los más experimentados.

Los intentos de compra a nuestros deportistas, el sabotaje al avión de Cubana de Aviación en Barbados, las trabas para la participación en disímiles eventos, siempre encontraron la respuesta firme y la denuncia oportuna de Fidel. Junto a él, el pueblo aclamó cada una de sus palabras, venciendo obstáculos y viendo como surgían medallistas centroamericanos, panamericanos, mundiales y olímpicos.
A dos años de la partida física de Fidel, en Cuba siguen naciendo campeones. Aquella jugada maestra ha calado profundo dentro de los cubanos. Las nuevas generaciones defienden el legado del Comandante, ese que demostró que se puede y se deben llevar al unísono el desarrollo económico, cultural, deportivo y social, aún cuando para lograrlo se deba navegar contra viento y marea.

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