Estudios científicos han probado que ella es capaz de crear una capa protectora con agentes antimicrobianos que evita las caries y las infecciones, y regula el pH de la boca. Proporciona a las personas placeres como la degustación de los alimentos, en tanto humidifica y lubrica la mucosa bucal y los labios. Es responsable de la limpieza, conservación de los tejidos orales, propiedades digestivas, diluyentes y atemperadoras y fuente para diagnósticos.

El código genético completo de cada individuo está en ese líquido bucal y del cual se puede extraer el ADN más fácilmente que de otros elementos, análisis para el cual se requiere solo la mitad de una gota.

Espacios digitales coinciden en que el ser humano produce entre uno y dos litros de saliva diariamente, durante toda la vida unos 43 mil litros y de no llegar a esas cantidades, es muy posible que se esté en presencia de la xerostomía o el síndrome de la boca seca, mal producido por deshidratación o alteraciones en la función de las glándulas salivales debido a estimulación insuficiente o a situaciones de estrés, entre otras causas.

Una alerta, en tiempos de COVID-19, no es aconsejable estar a menos de metro y medio o dos metros de otra persona, precisamente, porque la saliva, que al expresarnos salpica, puede ser el puente ideal para adquirir la enfermedad.

Fuente: ACN

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