Vivienne Ming, la neurocientífica teórica estadounidense y experta en inteligencia artificial asevera que cuando su hijo fue diagnosticado con autismo y diabetes, su reacción fue la de una "científica loca" en su afán por crear superpoderes que ayuden a su niño a llevar una vida similar a la de los demás menores. “Pirateé su bomba de insulina y desarrollé una inteligencia artificial que aprendió a relacionar su insulina con sus emociones y actividades", relató la mujer. Además, exploró las neurotecnologías para aumentar la visión, audición, memoria, creatividad y emociones humanas. "He elegido con mi hijo cambiar la definición de lo que significa ser humano", agregó. No obstante, admite que mientras más experimentaba, más se daba cuenta de que no quería curar el autismo de su hijo. "No quería perderlo a él ni a sus maravillosas diferencias”. El dispositivo SuperGlass, según la autora del artículo, permite a un autista percibir si el individuo que tiene en frente está feliz, triste, enfadado, etc.