Una imagen a tamaño real recibe al visitante en la entrada del inmueble #103, en la calle 22 entre Primera y Tercera, en la barriada habanera de Miramar.
El retrato muestra a un hombre de porte distinguido, traje oscuro y el inseparable sombrero que lo acompañó siempre. Su rostro, alegre y risueño, refleja la satisfacción de una vida plena y fecunda.
Este 18 de noviembre de 2025, Máximo Francisco Repilado Muñoz —el eterno Compay Segundo— habría cumplido 118 años. Con su seudónimo artístico llevó el nombre y la música de Cuba a más de 60 países, convirtiéndose en embajador universal del son.
La Casa Museo Compay Segundo, donde vivió sus últimos 18 años, conserva intacta su impronta. Objetos personales, fotografías, instrumentos musicales, discos, premios y reconocimientos permiten acercarse a su alma artística y recordar al legendario integrante del Buena Vista Social Club.
“Amaba este lugar, cerca del mar, que le evocaba a Siboney, en su natal Santiago de Cuba. Aquí trabajó mucho, compuso piezas como La flor de la vida y otras que han sido interpretadas incluso por orquestas sinfónicas de varios países. También recibió a numerosos amigos, siempre cautivados por su simpatía”, rememora su hijo Salvador Repilado Labrada, director de la agrupación que perpetúa el legado de Compay.
Por eso, no podía haber sitio y momento mejor para entregar la distinción Gitana Tropical a tres de sus integrantes: Hugo Garzón Bargalló (voz líder y percusión menor), y los clarinetistas Rafael Inciarte Rodríguez y Haskell Armenteros Pons.
El reconocimiento, otorgado por la Dirección Provincial de Cultura de La Habana a propuesta de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos Ignacio Piñeiro, realza el compromiso social y cultural de quienes han defendido la música cubana con pasión y entrega.
La agrupación ya había recibido esta distinción como colectivo, al igual que su director, el Maestro Salvador, quien durante la ceremonia evocó momentos memorables de la trayectoria del grupo y de su padre: la presentación en el Festival Internacional de Baalbek en 1999, en las ruinas romanas del Líbano, y la invitación del Papa Juan Pablo II en febrero de 2000, cuando tocaron en la Sala Nervi del Vaticano durante el Día del Enfermo. A sus 92 años, Compay se convirtió entonces en embajador del son en un escenario espiritual y universal.
Para Hugo Garzón, el reconocimiento cultural recibido es un honor luego de tres décadas cultivando la música tradicional, además de un privilegio por haber compartido escenario con Compay y continuar su legado.
Similares sentimientos sostienen Haskell y Rafael, quienes consideran que la Gitana Tropical resume la entrega de los nueve integrantes de la agrupación y su guía, en la misión de mantener viva la obra del creador de Chan Chan y asegurar que el son cubano siga cautivando audiencias globales.
Como parte de las celebraciones por el natalicio de Francisco Repilado (18 de noviembre de 1907 – 14 de julio de 2003), en diciembre se realizarán presentaciones en la ciudad de Trinidad y en están previstos otros momentos que reafirman a Compay Segundo como guardián de la tradición del son, por su empeño en mantener viva la raíz de la música cubana.

Otras informaciones:

![[impreso]](/file/ultimo/ultimaedicion.jpg?1763881595)