La Habana se prepara para recibir, del 12 al 16 de noviembre, la XVIII edición del Festival Charangueando Rafael Lay in Memoriam, una cita con la memoria sonora de Cuba que honra el legado de grandes figuras; un reencuentro con el género que ha hecho bailar a generaciones: la charanga.
Tres sedes —el Centro Cultural 31 y 2, en el municipio de Plaza de la Revolución; la Casa de la Música de Galiano y el Hotel Capri— se convierten en puntos de encuentro para dar vida a un programa que imbrica otras estéticas con las presentaciones de las 16 agrupaciones invitadas bajo la dirección artística de Alexis Velásquez.
Es por ello que se mostrará una exposición titulada Alma y Charanga, de tabacos graficados con rostros de mujeres cubanas de la autoría del artesano Carlos Matalobos.
Ana Julia Ramírez, organizadora del festival, informó que la muestra forma parte de la otra nota distintiva prevista durante la presente edición: el lanzamiento del trago Charangueando, creado por el bartender del Hotel Capri Michel Casielles, quien así lo bautizó para atrapar el legado del ritmo en un sabor perdurable.
El apartado teórico, a cargo de la musicóloga Nery González Bello, analizará los aportes de la charanga en el panorama musical en la nación caribeña.
Se trata de un coloquio que abre sus puertas a profesionales y estudiantes del arte, la investigación, la comunicación y el público en general.
Sesionará los días 13 y 14 en el hotel Capri, dedicados al centenario de Melquiades Fundora, flautista y fundador de la orquesta Sublime y a Neno González, quien fundara la agrupación homónima. Igualmente tendrá lugar un conversatorio con la familia Lay, como parte del quinto coloquio Rafael Lay in memoriam.
La productora Mailyn Camilleri lo dijo sin rodeos: “Dejar huellas es lo más importante que hemos pretendido”.
Y bajo esta concepción, la empresa comercializadora de la música y los espectáculos Ignacio Piñeiro con el apoyo de la Dirección Provincial de Cultura de La Habana, ha vuelto a convocar la celebración más esperada entre los cultores de ese formato distinguido por su invaluable riqueza cultural y que ha dado origen a géneros como el danzón el cha cha chá y el son.
Charangueando vuelve y se hará sentir, en el año del aniversario 506 de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana. Hay quien ha dicho que la ciudad y la charanga tienen algo en común: ambas resisten, ambas se reinventan.
Pero no bastan seis días. Es preciso que se vea el festival como un punto de partida para promocionar mucho más el género y darle su merecido espacio porque no es un vestigio, sino una forma viva de expresión que fortalece la identidad y la cubanía.
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