Pepe, el descendiente cubano de una dinastía de vampiros; Lola, su novia; su amigo el Negro, el tío que quería controlarle la vida y el Vampisol, la fórmula que permitiría a los vampiros de todo el mundo exponerse al sol, ese mundo imaginario creado por el realizador cubano Juan Padrón, están en Galleria Continua, en una muestra que trae, para algunos, recuerdos, y para otros, descubrimientos.

Hasta noviembre venidero estará abierta la exposición Juan Padrón, A 40 años de ¡Vampiros en La Habana!.

La muestra, que abarca carteles originales, acetatos originales del filme, dibujos, ampliaciones de fotogramas, es como una máquina del tiempo que lleva a los años en que cada cual vio la película, con quién y hace rememorar sensaciones.

Foto: Raquel Sierra

Como premio adicional, cada día, a las tres y media de la tarde, Galleria Continua da la posibilidad de completar el recorrido, con la proyección de la la película. En ese momento, se recuerda que alguna que otra frase saltó de la pantalla a la calle, por ejemplo, aquella de "oye, el de la musiquita, tú no trabajas mañana", que se repetía cuando en el barrio, alguien se excedía con los decibeles en horario nocturno.

Esa coproducción del Instituto de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), Televisión Española y Durniok Producciones, "trascendió como una ingeniosa metáfora sobre el poder, la resistencia y la libertad, con una estética rebelde que sigue cautivando a nuevas generaciones", indican las palabras de presentación.

Juan Manuel Padrón Blanco (1947-2020), considerado uno de los grandes narradores visuales de Cuba, sigue siendo recordado, sobre todo, por ese  filme que ha trascendido las fronteras de la geografía y hasta la idiosincrasia. La han disfrutado desde rusos hasta japoneses, con su humor singular y criollo.

Foto: Raquel Sierra

Autor de una filmografía que abarca títulos que marcaron a varias generaciones, con  Vampiros, marcó un hito en la memoria colectiva, que  a 40 años de su estreno "sigue siendo una de las obras más irreverentes y emblemáticas del cine de animación cubano y latinoamericano", según la presentación a la exposición. Entre sus obras  se encuentran Elpidio Valdés, Más vampiros en La Habana, Elpidio Valdés contra dólar y cañón, y las series Quinoscopio 2 y Filminuto.

Con la muestra, indica la presentación, la galería celebra a Juan Padrón "en su doble condición: como cineasta clave en la animación cubana y como artista visual"... "un creador esencial, capaz de hacer reír y pensar con igual intensidad, y cuyo humor ácido y critica social siguen resonando con vigencia" 40 años después, como resuena en el imaginario la trompeta de Pepe.

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