Celebrar a los progenitores de los estudiantes, bailarines y maestros de Lizt Alfonso Dance Cuba (LADC) ha sido una experiencia vital y única. Más que demostrar responsabilidad, la compañía se propuso conducir —primero a las madres en su día y, luego, a los padres en una fecha cercana a la suya— por los mismos caminos que los hijos recorren casi a diario: los salones, las rutinas y hasta algunas de las combinaciones de ejercicios o pasos que devienen los cimientos de nuestro arte.

El sello identitario de LADC ha sido cultivado de generación en generación, en escenarios de Cuba y el mundo, con el apoyo también de las madres y los padres, así como de abuelas y abuelos, de las distintas generaciones.
Permitir a mamás y papás danzar con sus hijos, acompañarlos, complementarlos, ha sido motivo de orgullo y amor, tal y como aspiró la directora, coreógrafa y maestra Lizt Alfonso, promotora de la idea. Las vivencias propiciaron un mayor entendimiento de los sacrificios, alegrías, deberes y retos que implica el arte de la danza, además de fortalecer la comprensión y la complicidad entre padres e hijos.

Al igual que la iniciativa “Mamá baila conmigo”, el proyecto “Papá baila conmigo” despertó innumerables sonrisas, dúos de baile originales e imágenes familiares dignas de atesorar.
Todos aprendimos algo nuevo y compartimos el valor de honrar a nuestras raíces. En especial, a los papás, en esta ocasión, solo nos queda enfatizar con palabras lo que ya fue expresado en el lenguaje más universal, el del movimiento: ¡Felicidades y gracias!

Departamento de prensa de LADC.
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