El reencuentro con el escritor de origen chileno Germám Holthuer –cubano por razones muy personales–, me lleva a compartir reflexiones que intercambiamos; acerca, digamos de obligar a la capitulación
forzada del significado de la palabra exilio, como algunos pretenden mostrar, al redefinir los motivos de quienes emigran por razones económicas, personales o familiares, entre otras, y no son perseguidos siquiera por sus propias sombras.

Foto: Cortesía del entrevistado

Holthuer, autor de la novela La maleta de mimbre, la primera de siete (una muy reciente publicada, en Barcelona, donde reside) me aclaró un pasaje, casi desconocido, sobre su llegada a Cuba, su paso por la escuela secundaria, el preuniversitario y luego en la antigua Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana, donde nos convertimos de amigos en hermanos.

“Nunca imaginé que debería salir muy chico, de mi natal Chile, hacia un lugar diferente a donde nací”, enfatiza; mientras recuerda a los militares que irrumpieron en su casa, de forma brutal y llevaron a sus padres para someterlos a torturas que describe como inimaginables. “Nosotros, mi hermana y yo, estábamos chicos. No sabíamos qué sucedía. Lo contamos porque –después, años después, ya en Cuba, nos enteramos- que uno de los militares pidió que nos llevaran a torturarnos delante de nuestros padres y viceversa; pero alguien dijo que no; tal vez por no tomarse la molestia de buscarnos…”.

De momento su voz se entrecorta. Frente a nosotros el mar. El ruido acompasado de las olas y el sol del Caribe con esa fragancia llena de Cuba. Respiro. No miro a sus ojos. Pienso en la herida reabierta, más bien eternamente abierta y que dejó sus huellas, como exiliado sin razones personales para hacerlo, y después como emigrante en otras latitudes. Vuelve su voz y su acento: “Así fue mi encuentro con el reconocido escritor, diría imprescindible, Roberto Bolaños, cuando tuve en mis manos su libro Los perros románticos. No pude desprenderme del impacto de su obra y la busqué casi toda, al menos la conocida.

De ahí surgió la idea de este documental a través del cual ofrecen sus testimonios sobre el exilio, desde diversos puntos de vista, los entrevistados. Por supuesto el epicentro es la obra de Bolaños; pero esta incursión provocó otros testimonios, insospechados, algunos desgarradores y que espero poder presentar en el próximo Festival de Cine de La Habana.

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