Desde su inauguración, el 19 de abril de 2025, la muestra “Aliento”, de Zaida del Río provoca diversidad de criterios y emociones, expresados en trabajos periodísticos publicados y numerosas visitas al edificio de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes. No es para menos.
En la sala transitoria, ubicada en el tercer nivel de esta institución, confluyen pinturas, trípticos y piezas escultóricas de la Premio Nacional de Artes Plásticas que, de manera excepcional, recopilan momentos clave de su trayectoria. Al entrar al salón principal, los públicos podrán encontrar diez pinturas, entre las cuales destacan “El rubí”, “Narciso”, “Habaneras”, “El libro de su vida”, “Ewelkoko” y “El espejo”, obras cargadas de color y misterio.
Mientras tanto, siete esculturas ocupan el espacio central de la sala. Entre ellas, “Aliento”, “Las hojas del tabaco”, “Samsara” y “La hoja”, mujeres-pájaro esculpidas en bronce. Estas piezas reafirman el estilo y los conceptos que han acompañado a la artista durante su carrera. La muestra expresa una narrativa donde radica el binomio naturaleza-cuerpo humano.

Una vez más, dialogan pinturas y piezas escultóricas. Sin embargo, como agradable sorpresa, integran la muestra dos esculturas de cristal de murano, en las cuales predominan la solidez y el color, con un vuelo hacia el diseño de las mujeres-pájaro como rasgo distintivo.
El recorrido sigue en la sala contigua, con pinturas que evidencian el llamado de la artista hacia la introspección y la búsqueda constante de la espiritualidad en el ser humano. “La vie en Coco Chanel”, “Las noches de Penélope”, “Rosas del Shönbrunn” y “Un mar de pensamiento” constituyen piezas en blanco y negro que captan la atención por su movimiento y sutileza.

Cada obra propicia un acercamiento a la fe, desde el significado que le otorgue cada espectador. Como muestra del vínculo de la obra de Zaida hacia la religión afrocubana, conforman la exposición pinturas y trípticos que representan a San Lázaro, Ochún, Yemayá y a otras deidades. Además, “Aliento” recoge dibujos de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes.
Los espectadores atribuyen a las piezas diversos significados, de acuerdo a sus experiencias. La exposición, aunque funciona a modo de resumen de la trayectoria de Zaida del Río, deja la impresión de quedar incompleta. Luego de visitar la nueva propuesta del Museo nos queda la certeza de presenciar la obra de una artista multifacética, que seguirá creando hasta el último Aliento.







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