Hay un permanente ajetreo dentro y fuera de los salones y una agradable música instrumental se escucha por doquier. Mientras un grupo de bailarines se muestra atento al programa de ensayos para saber cuál será la siguiente preparación, otros, bajo la tutela de los maîtres, hacen retumbar los tabloncillos con la firmeza de sus piernas.
Esto y más caracterizan el día a día de quienes protagonizarán la próxima temporada del Ballet Nacional de Cuba (BNC) durante los días 1 y 2 y 7,8 y 9 de marzo, en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional.
Arduas jornadas de ensayo de las obras buscan la perfección, precisión, teatralidad y elegancia que distinguen a la compañía danzaria fundada en 1948 y dirigida por la primera bailarina Viengsay Valdés.
El público podrá disfrutar de un programa que incluye Después del Diluvio, Ballet 101, Lucile (Pas de deux), Paquita (Grand pas), El Corsario (Pas de deux), El talismán (Pas de deux), El mercader y la esclava, End of Time, Diana y Acteón y Esmeralda (Pas de deux).
Paquita regresa
Tras varios años sin presentarse, el ballet Paquita vuelve a la escena cubana. Grettel Morejón, quien figura entre las primeras bailarinas con roles en este clásico, anhela que el público perciba cuánto crecimiento técnico y artístico, comparada con las precedentes, caracterizará a la nueva puesta.
“Y al mismo tiempo, aquellos que desconocen nuestro arte se enamoren de la danza. La carrera de un bailarín es de mucho trabajo; cada vez que asumimos un papel que ya hicimos, tratamos de superarnos”, comentó.

Nadila Estrada Pérez bailará por primera vez Paquita en la tercera variación. Lo considera toda una aventura, por ello ensaya arduamente para lograr los mejores resultados.
Acompañada de Alejandro Alderete también danzará Esmeralda. “Espero que mis interpretaciones sean del gusto del público. Es un ballet que me encanta, siento que enseño parte de mí. Ser una gitana sensual, me resulta divertido. Es muy visual, genera curiosidad al público”, agregó la joven de 19 años que recientemente fue ascendida a corifeo.
Nadila ha bailado Esmeralda en otros países como Laos y Vietnam y no deja de impresionarle la técnica y versatilidad de la pieza.
Sus metas para esta temporada son obtener más seguridad y perfección en el escenario.

El ballet: sacrificio
Los bailarines más experimentados comparten con los noveles aprendizajes, técnicas e información sobre las obras a presentar. Para los más jóvenes valoran eso como algo reconfortante e inolvidable.
“En nuestros inicios, tuvimos la suerte de estar bajo la tutela de más experimentados. Creo que les está pasando a ellos”, agregó Grettel Morejón.
“Verlos desde que eran pequeños a nuestro lado y hoy formados, nos ayuda esta carrera desde otro ángulo”, aseveró la primera bailarina.
Para Dani Hernández, director de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, es un gusto retomar Paquita, una de las joyas del repertorio del BNC. Esta obra exige el virtuosismo de muchachas que integran el cuerpo de baile. “Su estilo español pero refinado, hace que el público lo disfrute mucho”, comentó el también primer bailarín, a lo que Anette Delgado agregó: “Es un ballet que rompe con lo tradicional y lo disfrutamos muchísimo”.

Según el criterio de Delgado, siempre que se vuelve a llevar un ballet a escena hay que perfeccionar los movimientos e impregnarla de algo novedoso. La complejidad de Paquita demanda de mucha técnica. “Es agotador, pero es un gusto”, concluyó.
El recién nombrado primer bailarín Anyelo Montero de 24 años, también debutará en Paquita. Coincide con sus colegas en lo complicado de este ballet. “Al haber sido promovido recientemente, tengo la responsabilidad de que el esteticismo y las técnicas sean las correctas”.
El repertorio de Montero incluye El Lago de los Cisnes, Giselle, Coppelia, La Bella Durmiente, Don Quijote y Cascanueces, por solo mencionar algunos.

Yankiel Vázquez debutará en Paquita. A pesar de demandar mucha energía física, le reconforta que al público le apasione la combinación de música con el cuerpo de baile. Asimismo, interpretará Ballet 101 y El Corsario.

“Nunca pensé llegar a ser primer bailarín, pero con la perseverancia de cada día, la vida me sorprendió. Ha sido una gran meta y desearía estrenarme en cada uno de los ballets de nuestro repertorio”.
Tributo a la eterna amistad
La función del domingo 2 de marzo estará dedicada a Vilma Espín Guillois, eterna presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), con motivo del aniversario 95 de su natalicio.
Los lazos entre la prima ballerina assoluta, Alicia Alonso, y Vilma Espín fueron fraternales, de mutuo apoyo e intercambio constante. En 1974 se realizó el IV Festival Internacional de Ballet de La Habana y Alicia lo dedicó al II Congreso de la FMC que sesionó en el propio año. Tras un tiempo alejada de los escenarios, aprovechó esa jornada y regresa con el ballet Mujer.

En agosto de 2015 el BNC rindió homenaje a Espín Guillois al estrenar la pieza titulada Vilma, con coreografía de Eduardo Blanco.
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