Casi medio siglo después vuelve a la escena la obra Réquiem por Yarini, clásico de la dramaturgia cubana estrenado por primera vez en 1965 y que ahora ha retomado Teatro El Público que dirige Carlos Díaz.

Desde el 20 de junio el habanero Teatro Trianón, sede de la compañía, ofrece funciones siempre en los horarios de 8:30 p.m. viernes y sábados y 5:00 p.m. los domingos, en un espectáculo que ha reunido –y simultanea en sus presentaciones- a casi 50 actores cubanos, fruto de las alianzas que durante años se ha hecho con los jóvenes.

Réquiem… incluye a reconocidas figuras de la escena, la televisión y el cine y a nuevos valores de la actuación, al igual que a estudiantes de la Universidad de las Artes y de la Escuela Nacional de Teatro, en un trabajo actoral que logra la unión de actores y actrices consagrados con los más jóvenes, para entregarnos una puesta con la particular estética de Carlos Díaz, Premio Nacional de Teatro 2015.

El texto escrito por Carlos Felipe y llevado a escena en 1965 por la destacada actriz del teatro, cine y directora teatral, Gilda Hernández, con el Conjunto Dramático Nacional, es una reinvención del gran mito de Yarini, el célebre chulo reconocido por dedicarse al negocio de la prostitución, quien con apenas 28 años murió con cinco heridas de bala para inscribirse como una de las leyendas más famosas de la cultura cubana.

En la obra, su creador reinventa a Alberto Yarini como Alejandro Yarini, apoderándose de la leyenda que se ha tejido en torno al rey del popular barrio de San Isidro. El personaje es interpretado por los actores Roberto Romero, Denys Ramos, Fernando Ramírez y Carlos Migueles.

La vinculación de La Macorina (María Calvo Nodarse) y Yarini fue un verdadero tributo a dos de las leyendas urbanas que las calles habaneras guardan con recelo. Calvo Nodarse fue primera mujer que manejó un automóvil en Cuba en el siglo XX; su arrojo, belleza y elegancia la hicieron adentrarse en los círculos más selectos de la sociedad cubana de la época, lo cual le facilitó convertirse en una de las más elegantes y famosas meretrices.

En la obra se presenta como una dama de alta sociedad interesada en conocer a “el rey del proxenetismo” y así descubrir cuál era su encanto. Pacientemente espera por éste hasta que logra conocerlo y cumplir otro de sus deseos: bailar un danzón con Yarini.

En la pieza, La Macorina es interpretada por los actores Fernando Hechevarría, Freddy Maragoto y la Premio Nacional de Teatro 2003, Verónica Lynn, cuyo personaje recrea un acercamiento entre la “Mata Hari cubana” y el protagonista de la obra. A pesar de que La Macorina falleció 67 años más tarde que Yarini, en la obra éste perjura ver su espíritu.

Junto a él, La Jabá, su mano derecha; y ante él, La Santiaguera, la mujer que ama; y Lotot, el único rival que se atreve a encararlo. El destino, la fatalidad, el error trágico se unen en esta trama, que tantas veces ha sido representada por distintos directores y se ha llevado a la televisión y otros medios, demostrando que el interés por esta pieza de Carlos Felipe permanece entre nosotros. (Tomado del poster oficial de la obra).
Las religiones y supersticiones ocupan un espacio. La devoción por algunos de los orichas y vírgenes de la religión yoruba y católica, hacen de la puesta en escena un espacio de tributo no solo a los íconos de esta ciudad, sino a las culturas religiosas que conviven en nuestra nación.

Con versión dramatúrgica de Norge Espinosa Mendoza; escenografía de Yansel Medina; asesoría folklórica de Fabián Suárez, música original de Bárbara Llanes, y diseño de vestuario de Ana Rojas, Vladimir Cuenca, Cris Cris y Roberto Ramos a cargo del diseño gráfico, la obra se mantendrá durante todos los fines de semana del presente mes de julio en la sede del Teatro Trianón - Línea entre Paseo y A, en El Vedado-; las entradas pueden adquirirse en la taquilla de la institución los martes, a partir de las 2:00 p.m.

En la liturgia romana, el réquiem es la misa de difuntos, un ruego por las almas de los fallecidos, llevado a cabo justo antes del entierro o en las ceremonias de recuerdo o conmemoración.

Foto: Tomada del perfil de Facebook de Teatro El Público

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