Siempre con una guapa sonrisa. Es un gesto que traduce su actitud ante la vida y su profesión. Disfruta mucho lo que hace, y cuando todavía se dedicaba solo a las artes visuales, los que lo conocemos sabíamos que su camino sería el de la combinación ordenada y agradable de la melodía, la armonía y el ritmo. Más tarde, “cuando sintió el llamado”, fundó Vita Kará, una agrupación de música alternativa cuyo repertorio abarca variedad de géneros.

Tal como su nombre lo sugiere, tienen dos líneas fundamentales de producción: una más clásica que incluye sonoridades foráneas como el jazz, el blues, el soul, el funk, el pop. Luego, estas se mezclan con una segunda línea más tradicional cubana: el son, el bolero, el mambo y otros. Su formato es el de jazz band, lo cual les permite ejecutar un amplio diapasón de estilos. Está conformado por: piano, bajo, drums, tumbadoras, guitarra eléctrica, cuerda “americana” de metales (trompeta, trombón y saxofón tenor) dos coristas y la voz líder: Gabo Cárdenas (Cienfuegos, 1992).

Sobre cómo llega un historiador del arte a conformar una jazz banda, que ya se está colando en la preferencia de los jóvenes, a pesar de que no eligió el tan gustado género del reguetón, conversó con Tribuna de La Habana.

-¿Cómo fue el proceso de tu llegada a la música?

-Nunca pensé dedicarme a la música. Estudié Historia del Arte, y como soy de Cienfuegos no podía empezar mi servicio social acá en La Habana. Luego de establecerme en la capital, creé en mi casa un espacio para exponer artes visuales que llamé Cárdenas contemporáneo. En paralelo, hice las prácticas de mi carrera en la institución Factoría Habana. El cambio ocurrió durante la pandemia, pues sentí que tenía otras inquietudes, más allá de la curaduría. Encontraba este trabajo muy solitario. Luego, a partir de una relación romántica con una persona vinculada con el mundo de la música cubana y con cierta experiencia en la producción musical, decidimos emprender juntos un proyecto. De esta unión se produjeron temas musicales de alcance nacional y se filmaron conocidos programas como Talla Joven. Fue una etapa muy linda.

-En tus redes, seguimos de cerca un espacio llamado 7Caminos. Este tuvo un marcado auge, sobre todo, durante la pandemia. ¿Qué es 7Caminos y cómo fue el proceso de conformación?

-Este primer proyecto del que te hablaba anteriormente, dio paso a otro estudio, con otros productores: 7Caminos. La idea era más amplia: vincular personas de distintas manifestaciones. La gente decía que era un sustituto de Fábrica de Arte, que no estaba funcionando en aquel momento. La diferencia era que en Fábrica se expone lo ya hecho y en mi estudio se realizaban las cosas. Un ejemplo: ofrecíamos a las personas el servicio de producción musical y otros como de fotografía, diseño para la portada y además, mi propia casa para presentarse los fines de semana. Ese espacio duró aproximadamente 6 meses y fue una experiencia más. 7Caminos sigue existiendo en la actualidad, pero ahora como producción de eventos. Nos hemos presentado en el Bertold Brecht, Budas Bar, Bar Fajoma, etc.

-De esta forma te fuiste involucrando en el mundo de la música y a interesarte más por ella, pero ¿cómo llegas al canto?

-Durante este tiempo, recibí clases de canto de Robertina Morales, profesora y repertorista. Ha dado clases a conocidos cantantes de la escena musical. Ella me orientó hacia la música que me quedaba mejor por mi tipo de voz: la ópera especial. Hoy sé que lo que me interesa es el jazz, el soul, el blues.

Maira del Pino en concierto de Vita Kará. Foto: Flavio Vergara


Luego me presentaron a Maira del Pino que es la que todavía trabaja conmigo, no como profesora, sino como cantante. El modo de enseñanza de Maira es diferente. Trabajó 15 años como cantante en Tropicana de Matanzas y antes de eso, ya era ganadora de premios nacionales. Estuve 8 meses dando clases con ella.
Cuando empecé con Robertina, mi registro vocal era barítono, y me sentía muy común. Escuchaba mucha música americana y sonidos diferentes y estridentes como la guitarra eléctrica. Un amigo pintor, Alejandro PCo, me enseñó a su cantante favorito: Asaf Avidan, un israelí que canta muy agudo. Me di cuenta que podía hacerlo igual, de manera muy cómoda, pero dudaba que fuera música. Entonces empezó la cosquilla, que alimenté escuchando a James Brown y Aretha Franklin. Un día decidí escribir algo diferente, porque ya hacía mis propias canciones, y lo hice con una voz más aguda. El tema se llama Escúchame bien, y al grabarla y escucharla, la sentí diferente, pero las personas me decían que tenía mucha calidad. Luego se la enseñé a Maira del Pino y le gustó mucho. Me insistió a que siguiera por esa línea. Ese es mi sello.

En este momento, con 7caminos estábamos produciendo eventos fuera de casa. Cuando me vi en espacios en vivo, le dije a la profesora que quería tener una banda como la de Benny Moré. Ella me sugirió buscar a un amigo suyo, Saúl Valdés, productor de Pachito Alonso. Él me dijo que lo que yo quería llevaba como mínimo 8 integrantes. Sería una Jazz band.

-¿Por qué Vita Kará?

-Una amiga, Estela A. Estrada, me escuchó y me pidió que tocara en el bar donde trabajaba: Coco Blue y La Zorra Pelua. El 16 de abril de 2022 dimos el primer concierto en este espacio. Le dije que no tenía nombre para la banda. Me gustaba Vita, de vida y de lo clásico; y Kará de carajo, de lo cubano. De esta forma se formó Vita Kará como el nombre de la banda.

Gabo Cárdenas en Festival del Vinilo. Foto: Flavio Vergara


-¿Cómo funciona Vita Kará hoy?

-No hemos parado de dar conciertos. Uno de los lugares más recurrentes ha sido La Mansión Castillo. Su director, Elmer Castillo, me abrió las puertas a este espacio y me ha invitado a grandes actividades. Ese lugar es mi casa.

Asimismo, hemos participado en eventos nacionales como el festival Rima, amor y poesía, creado por Elfrom Frómeta, en la Casa de la Cultura Joseíto Fernández. Gracias a él también llegamos a Fábrica de Arte Cubano. Hemos tocado en Fumesco, en el Anfiteatro de La Habana, en Malecón 663, en el Sauce, en la Clausura de los Juegos Caribe, en la Casa de la FEU, en la Casa de la Música de Plaza y por los aniversarios del Korimacao y de los Instructores de Arte, entre otros espacios. Asimismo, Carlos Fornet, director de Radio Habana Cuba nos introdujo en su emisora y en la radio en general. También le he hecho la canción de la marca de ropa africana: BarbarA’s, y he colaborado con ellos en otras actividades. En televisión estuvimos en Cuerda Viva, gracias al Consejo Nacional de Casa de Cultura.

Gabo Cárdenas y Vita Kará en concierto en Factoría del diseño. Foto: M. Lucien Bonou Castellanos



Diseño promocional de la canción Fuego para el disco de Vita Kará. Foto: Diseño: Paco

En la actualidad no paro de trabajar, tengo nuevos músicos, una nueva generación. Hemos realizado el primer video clip de la canción Fuego, del director Juan Carlos Tavío, y ya tenemos nuestro primer disco. La última actividad que hicimos fue la acción performática Con los pies en la tierra, en la reinauguración del espacio Factoría diseño, gracias a la convocatoria de Concha Fontenla. Allí hicimos una propuesta en la que, además del concierto, propusimos una performances artística alrededor del tema de la identidad y vinculamos con todo lo que define Vita Kará: la música, el diseño del vestuario, la conformación del repertorio.

Portada del disco de Vita Kará. Foto: Diseño: Paco

-Canto en español, inglés y francés. Todos mis temas describen relaciones y experiencias vividas. Hablo de amor porque es el motor universal, y lo hago en varios idiomas para que les llegue a todos.

-¿Cuál es tu sueño con Vita Kará?
-Mi sueño es ganarme el premio Grammy americano. Me veo creando las bandas sonoras de películas e himnos internacionales.

A Gabo Cárdenas, le “auguro” un futuro brillante. Él sabe del buen arte, por su formación, y lo que está construyendo, tiene una calidad que seguirá en ascenso. Está destinado a ser así, porque para el arte se nace, y él es un artista desde el vientre de su madre. Hay que seguirlo muy de cerca hacia los grandes escenarios a los que se dirige.

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