No puedo sustraerme de escribir estas líneas teniendo de fondo la voz de Oscar Valdés. Radio Rebelde le rinde honores esta mañana, cuando celebramos el Día de la Cultura Nacional.

Disfruté y disfruto con la música de Irakere. Es imposible desligar a uno de otro. Su misión más que cumplida en esa agrupación, creada en 1972, fue hacer las letras y las ideas ritmáticas (el uso de los batá y la parte folklórica), en tanto Chucho Valdés creaba la música y las orquestaciones.

Percusionista y vocalista, en el 2000 decidió formar el grupo Diákara, “que interpretaba jazz, retomando las raíces folklóricas en la misma línea de trabajo que antes había realizado con Irakere, pero tratadas de forma más profunda”, reseña Cubadebate. Siempre sonriente… En escena, con el shekeré o los tambores Batá. Concentrado. Llevaba a su interpretación un cúmulo de sentimientos autóctonos y ancestrales, moldeados por grandes de la música cubana que fueron sus maestros.

Deja de existir Oscar Valdés Campos, el 19 de octubre, a la edad de 85 años. Había nacido en La Habana, “el 12 de noviembre de 1937, en una notable familia de músicos como su padre Oscar (percusionista) y sus tíos Marcelino (percusionista), Alfredo y Vicentico Valdés (cantantes)”.

Hoy publicaciones de todas las latitudes replican la nota luctuosa, pero también la rica historia del notable músico. Les recomiendo una entrevista que publica Rafael Lam en La Jiribilla: http://www.lajiribilla.cu/.

Me quedo con Bacalao con pan, Misa Negra, Aguanile, Xiomara Mayora, Dile a Catalina…

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