Decir que Benny Moré es algo oculto y desconocido es altamente descabellado, pero que muchas historias y detalles que acompañaron su vida sí lo son, es totalmente una verdad.
En breve, el próximo día 24 de agosto, será su 104 aniversario de nacimiento y en consecuencia de ello, como ya por esta fecha es habitual en mí, sintonicé en este último domingo el programa radial “Memorias” de Radio Rebelde; me imaginaba que sucedería y así fue; encontré en él lo que buscaba y siempre encuentro desde hace más de 20 años que descubrí su existencia.
Este programa radial además de suministrarme más material musical del que hasta entonces conocía acerca de la música cubana y del Benny, me apertrechaba de datos sumamente útiles a mi interés por la historia musical de Cuba.
Cada tiempo que pasa me convenzo una vez más de la grandeza de este genio musical que fue Benny.
Además de esas ya muy mencionadas virtudes musicales de Benny Moré, él era el verdadero símbolo de lo que es el producto musical íntegro para la llamada industria de la música, era el paquete idóneo, pues además de la calidad de su música, contenía ese elemento que forma parte de la música popular cubana de la cual no se puede desprender, que es el concepto del espectáculo.
De las tantas anécdotas que existen acerca de este fenómeno de artista, según me contaron varios músicos de la época, se decía que muchos de los que iban a bailar con la música del Benny llegaban al lugar y finalmente no lo hacían, porque quedaban deslumbrados por el espectáculo que ofrecía, era un producto completo su puesta en escena, además de contar con una soberbia banda, su música era acompañada por un sobrio vestuario de él y su orquesta, los atriles formaban parte de la identificación y promoción de la banda, los instrumentos correctamente colocados en el escenario, de fácil y cómoda visualización, músicos totalmente integrados al disfrute de lo que estaban haciendo y en función de su líder sumamente carismático.
Estos y otros detalles de la vida del Benny no son de amplio conocimiento, pero este insigne programa musical de radio “Memorias” es una lamentable escuela, oculta y desconocida; es una fuente de información de música cubana envidiable, que está ahí, nada lejos.

Además de agradecidos, debemos honrar la memoria de su creador el inolvidable maestro Manuel Villar y a sus continuadores.
Yo digo con total honradez, que este programa ha elevado mucho mi nivel de información y conocimiento de nuestra música y así puede ser para otros, lo cual recomiendo.
Pero no solo las cosas deben quedar ahí, pues este programa y sus realizadores merecen el mayor de los reconocimientos superiores por su defensa de la cubanía, laboriosos como las abejas y en silencio.
Que el merecido reconocimiento sirva para combatir la mala costumbre que hemos adquirido de enfrentar los problemas de la música cubana en tres idiomas, el español, ”lo que interesa que se entienda y lo que quiero que se diga”.
(Tomado del perfil de Facebook de Joaquín Betancourt Jackman)
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Muy buen artículo.