Rebeca Rodríguez era una niña tranquila. Disfrutaba del silencio y la soledad. En lugar de salir con sus hermanas, prefería jugar durante horas con figuras de plastilina, que imaginaba como castillos, princesas y personajes de historias fantásticas. Luego, esas figuras se convirtieron en micrófonos, y en personajes que cobraban vida mediante su voz, cuando comenzó a participar en programas infantiles, en la Radio CMKS de Guantánamo, mientras cursaba el cuarto grado.

Durante su etapa de estudios en el preuniversitario Rubén Batista Rubio, de su provincia natal, formó parte del grupo teatral de aficionados, dirigido por Ramón Paniagua. "Él fue el culpable de que yo estudiara Actuación. Opté por la carrera de Medicina del destacamento Carlos J. Finlay, y me llegó, pero también me presenté a las pruebas para el Instituto Superior de Arte (ISA). Ramón siempre me decía que yo podía tener la carrera de Medicina en las manos, pero que terminaría siendo actriz. Exactamente, cuando recibí la notificación de que había aprobado los exámenes del ISA, me decidí por la Actuación".

En el curso 1982-1983, dentro de dicha institución, recibió clases de la actriz y profesora Ana Viña. "Ella fue para mí el camino certero, los pasos firmes. Era una madre, además de ser mi maestra. Me formó con exigencia y se lo agradezco. Tuve que esforzarme mucho porque venía de una educación guajira. Mi familia era muy humilde. La prioridad no eran los libros ni la cultura, y yo me encontraba en desventaja con mis compañeros de La Habana que contaban con más acceso a la información. Tuve que superarme para no perder lo que ya había ganado al empezar a estudiar la carrera".

-¿Sus padres la apoyaron en su decisión de ser actriz?               

-No. Mi decisión de rechazar la carrera de Medicina por la Actuación fue traumática para ellos. Mi padre nunca estuvo de acuerdo con eso. Cuando empecé a estudiar en el ISA, mi madre se unió más a mí en ese sentido.

"Mi primera experiencia en un escenario fue con La fablilla del secreto bien guardado, de Alejandro Casona. Todavía recuerdo el monólogo de entrada de esa obra. Yo era una niña de 11 años. Estaba jugando minutos antes de salir a escena, me di un golpe y comencé a sangrar por la nariz. Ramón Paniagua se asustó mucho. Habló conmigo y salí dispuesta a comerme el escenario porque pensaba que si todo salía bien, y volvía a sangrar el público no iba a notarlo".

-Sus primeros pasos en la radio fueron en el grupo dramático de la emisora CMKS de Guantánamo. ¿Cuánto aportó en su formación profesional el trabajo en ese medio?

-Además de grabar programas infantiles, pertenecía al conjunto dramático de la emisora. Crecí en ese ambiente e interpretaba a personajes de niña en dramatizados. Siempre he tenido una voz como de persona mayor. Mi voz no tenía nada que ver con mi cuerpo. En la radio, grabamos la radionovela Guantánamo, tú eres mi historia, de Antonio Lloga, una obra que tuvo mucha repercusión.

"En esa novela, yo interpreté al personaje protagónico, Dignorita, una muchacha muy pobre, que era totalmente engañada y la introducían en la prostitución. El autor la describe de una manera tan sensual, que muchos hombres acudían a la radio a conocer a Dignorita. Aquello provocaba risas en la emisora porque sabían que los hombres iban buscando al personaje que Lloga describía en la radionovela, y cuando me veían a mí se notaba la desilusión en sus rostros. Ese fue mi primer gran personaje en la radio".

-También integró el Grupo Anaquillé. ¿Cómo fue su paso por esta agrupación teatral?

-Como parte del servicio social, fuimos a Moa, Holguín, Osvaldo Doimeadiós, Laura Hernández, Iván Balmaseda, José Luis Hidalgo y yo. Fue una experiencia muy linda, pero aquello no funcionó desde el punto de vista administrativo y de apoyo de las instituciones, y el proyecto se disolvió. Nos reubicaron en diversas agrupaciones, y así empecé a integrar el Grupo Anaquillé.

"Con ellos presenté obras en el patio de la Casa de la Comedia, en La Habana, a las nueve de la noche, siguiendo la tradición de la marquesa de Jústiz, antigua dueña del inmueble, que interpretaba obras de comedia con sus esclavos, para agasajar a sus invitados de la alta sociedad. En el patio hacíamos comedias, y en el salón de ensayo, presentábamos obras experimentales. Allí realizamos la puesta en escena de Ya nadie saluda al rey, de Ángel Escobar, bajo la dirección de Raúl Jesús".

-En el cine, resulta relevante su actuación en la película Ecos, dirigida por Tomás Piard. ¿Cómo fue el proceso de realización del filme? 

-Desde que estudiábamos en el ISA, pertenecíamos a un grupo de aficionados junto a Tomás Piard, financiado por nosotros mismos. Así grabamos el largometraje de silencio orgánico Ecos. Como parte de las filmaciones, realizamos un viaje, a las dos de la madrugada, para grabar la parte colonial de la película. Para el camino llevábamos pan y yogurt. Esa era la comida que teníamos para dos o tres días de rodaje, en pueblos apartados.

"En cine aficionado, filmamos los cortometrajes Martes, y Amigos. Fue una etapa linda que nos unió a los actores para toda la vida. Luego, como cine profesional grabamos la película Boceto, también bajo la dirección de Tomás Piard. En esa ocasión, tuvimos que filmar todas las escenas de madrugada para obtener el silencio necesario".

-En la pantalla chica, podemos destacar su interpretación del personaje de Alina, en la telenovela cubana Cuando el amor no alcanza, en el año 2015. ¿Cómo llegó a usted ese proyecto?

-Yo había estado como dice Doimeadiós: "desaparecida por los montes", haciendo teatro comunitario. También tuve dos hijos, mi familia no pudo apoyarme porque vive en Guantánamo, y busqué alternativas para cuidarlos y dedicarles tiempo. Me enteré del casting para la novela, y cuando el director Jorge Alonso Padilla me vio, me dijo: "Rebeca, ¿dónde tú estabas? Tengo un personaje para ti". Hice las pruebas de cámara y me dieron el papel.

"Fue una experiencia bonita. En ese momento, la televisión contaba con más recursos. No culpo a los productores actuales porque con poco no se puede hacer maravillas. Lo que más disfruté de grabar la telenovela Cuando el amor no alcanza fue reencontrarme con el lenguaje audiovisual porque llevaba mucho tiempo haciendo teatro".

-En el 2022, disfrutamos de su interpretación del personaje de Migdalia, en la telenovela cubana Tan lejos y tan cerca…

-Sí. Tuve la dicha de trabajar con un equipo maravilloso. Me gustó actuar con Walfrido Serrano, que interpretó a Pablo, mi esposo en la novela. Ambos tenemos muchas cosas en común como las raíces guajiras. Él es muy natural, no se complica con temas de la farándula. Yo tampoco creo en esas cosas. Creo en Dios y en la familia, porque cuando no actúas la gente te olvida, y solo te quedará Dios y la familia.

-¿Qué características comparte usted con el personaje de Migdalia?

-De Migdalia tengo la tozudez. Soy muy empecinada con lo que me interesa.

-De todos los personajes que ha interpretado a lo largo de su carrera, ¿cuál ha sido el más difícil para usted?

-Los amo a todos, pero el personaje que más trabajo me dio fue Santa Camila de La Habana Vieja.

-Hablemos sobre la Comunidad Creativa Nave Oficio de Isla...

-Somos una gran familia. No te diré que todo es lindo. Tenemos problemas, pero prima el amor. Osvaldo Doimeadiós, nuestro director, y Eberto García, subdirector de la Nave, son personas brillantes y con una sensibilidad sin fondo. Aquí no existe espacio para el simulacro. La Comunidad Creativa es una escuela donde cada actor entrega lo que sabe. Yo no tengo nada que ver con la pedagogía, pero si un joven se acerca a pedir consejo, le digo con mucho gusto.

-¿Se siente satisfecha con la acogida del público a las obras Oficio de Isla, Luz y El Collar?

-Sí. Además, no creo en los éxitos absolutos. Me gusta que las personas piensen distinto y escuchar sus opiniones. Estoy abierta a las críticas. Me gusta que la gente se acerque y brinde su criterio. No todo tiene que ser lindo y bueno.

-Ahora le diré unas palabras. Respóndame con una frase qué significa cada una para usted:

-Familia: Amor.    

-Amigos: Verdad.

-Público: Compromiso.

-Cine: Ilusión.

-Televisión: Sacrificio.

-Teatro: Pasión. Necesito la actuación para vivir. Podré retirarme, pero nunca voy a dejar de hacer teatro.

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