Tal vez la pintura más conocida del pintor español Joaquín Sorolla Bastida sea Verano de 1904, una escena de playa, donde una familia ataviada a la usanza de la época disfruta de un baño a la orilla del mar.
Sin embargo, el medio marino fue un tema recurrente en su obra y por tanto, también en el recién concluido taller infanto juvenil que el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) le dedicó en el centenario de su desaparición física.
En el contexto del aniversario 110 del MNBA, estáa segunda edición del taller reunió a 120 niñas, niños y adolescentes que pudieron acercarse a la vida y obra de uno de los artistas españoles más sobresalientes en el ámbito nacional e internacional, que se destacó por sus colores y su técnica.
Mediante esta iniciativa de Bellas Artes, los diferentes grupos se aproximaron a Sorolla (1863-1923) a partir de formatos audiovisuales y la contemplación de los lienzos del artista que atesora el museo en su colección dedicada a la pintura española.
De la mano y el ojo atentos de guías, "han realizado un merecido homenaje desde diferentes técnicas plásticas que ponen en valor los temas abordados en sus composiciones junto al tratamiento del color y la luz, elementos de relevante interés en las obras de Sorolla", destacó el boletín final de la experiencia.

La colección de Sorolla que resguarda el Museo Nacional de Bellas Artes, indica el texto, "posee material suficiente para quienes por primera vez se acercan a disfrutar y conocer en detalle sus obras. Homenajear la labor del artista español desde la el imaginario las destrezas del público enfanto juvenil ha sido un reto".
Como lo hizo Sorolla hace más de un siglo, niñas, niños y adolescentes se inspiraron en el mar y emplearon técnicas como el collage, origami dibujo on crayolas de colores y marcadores y la pintura, en trabajos colectivos e individuales, que recrearon el universo simbólico del pintor español, en la temática de la naturaleza y su estrecha relación con las personas, las escenas costeras y el costumbrismo marinero.
Más allá del papel y el lienzo, la obra del impresionista, postimpresionista y luminista, se llevó a la vida en un performance, en el que niños de siete años, acompañados por su profesor Omar Díaz Liria, recrearon en la sala donde se exhibe la obra de Sorolla una escena playera, de esas que tanto disfrutan quienes aman el mar.
En esta ocasión, las familias de quienes participaron de este taller tuvieron la oportunidad de asistir a la conferencia que sobre la vida y obra del pintor valenciano impartió el curador e investigador de la colección española del museo, Manuel Crespo Larrazábal.
En las palabras de clausura del taller, Jorge Fernández Torres, director del Museo Nacional de Bellas Artes, rememoró los momentos del fallecimiento de Sorolla, en Cerdecilla, España, y consideró que "hay pequeños artistas aquí, que están despuntando, habrá que construir un museo de no sé cuántas plantas a mediados del siglo veintiuno. No va a alcanzar para todos los artistas en potencia que tiene este país".
Fernández Torres agregó: "los niños han recreado su imaginación, que siempre es mucho más profunda que la de nosotros, y nos han devuelto una imagen con la pasión del arte, que eso también es importante: el arte lleva mucha pasión y ya ustedes están devolviendo esa pasión".
Los queremos mucho, alegran este museo, nos da vida, destacó y opinó que lo más importante es que el museo sea un espacio vivo, al tiempo que felicitó a quienes hicieron posible el taller, profesores y familias.
"Hubo creatividad por todas partes, así que Sorolla nos está mirando desde lejos, pero su pensamiento está presente y sus obras están más presentes que nunca", enfatizó.
Según se anunció, la próxima edición del taller se realizará en el mes de octubre.


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