Viéndolos dirigirse a las escuelas he visto un cambio notable en el vestuario de los estudiantes de la enseñanza media: las niñas con sus uniformes correctamente dispuestos y un cuidado perceptible en el peinado, sin la otrora carga excesiva de cosméticos y el uso atemperado de los atributos y enseres
escolares.

Ellos también un tanto alejados de una influencia nociva que afectaba el comportamiento de quienes sienten sobre sí el impacto de la moda de atributos foráneos y son verdaderas esponjas en medio de la adolescencia. ¿Están bajo la influencia de la reconocida serie televisiva Calendario? No lo dudo.

Las formas de transmisión de mensajes, a través de los audiovisuales, han demostrado –desde el primer spot publicitario que se registra en la historia- una marcada influencia en las normas de conducta de los seres humanos.

De hecho en la llamada industria del entrenamiento, vinculada con los nuevos soportes tecnológicos y digitales condicionan una fragilidad mayor entre la realidad tangible y la realidad virtual. De ahí que la concentración de los intereses colonialistas (léase imperialistas) -a través de las formas de penetración cultural- está dirigida a la segmentación selectiva de los públicos; mientras condicionan su carga
ideológica hacia el cambio de valores y la enajenación como precedente del rechazo a cualquier otra forma de ideología que no responda a sus preferencias como grupos sociales.

Mucho se ha escrito en favor de Calendario y, sobre todo, acerca del valor de las historias que se entrelazan; sin embargo, considero que uno de sus mayores impactos es precisamente lo que observamos en los grupos de adolescentes que ahora culminan el período lectivo y disfrutan a plenitud (sin las estrictas regulaciones sanitarias impuestas durante la COVID-19) de un período vacacional en el cual la familia debe sostener lo alcanzado en las escuelas, como motivación de estos adolescentes que vuelven a sus series bajadas de internet, adosadas en el llamado paquete, el intercambio directo y el compartir de jornadas en las cuales también se incluyen los programas que transmite nuestra televisión.

Otras informaciones:

«Lo oculto y desconocido» (I parte)