Evoco aquella tarde, en el bar Asturias, de la calle Prado. Conversaba con una mujer bellísima, sinónimo de elegancia, de cubanía, de mulatez, de canto y encanto. Una mujer que durante más de cincuenta años había llenado los oídos y los corazones de los cubanos y de cualquier público, allende los mares y aún permanece, en su dimensión de luz, entre nosotros.
Farah vestida de blanco impoluto, con un conjunto de pantalón y blusa elegantísimo, acompañada de un bolso rosa, a tono con las sandalias de taco mediano, gafas oscuras, peinada y maquillada para la ocasión… y ahora comparto aquella entrevista con los lectores de Tribuna de La Habana.
-Tengo un amigo, admirador suyo desde niño, que sabía que iba a entrevistarla y se me ocurrió pedirle que me dijera ¿qué era lo primero que le preguntaría a Farah María? Y, sin inmutarse, me solicitó que le preguntara si usa ropa íntima (movió los ojos de un lado a otro, brevemente, como si buscara en algún sitio el pudor suficiente para sobreponerse a la interrogante). Entonces, dueña de sí, subió la cabeza, mientras sus manos permanecieron quietas sobre sus piernas. Me miró y en su rostro habitaba su hermosa sonrisa.
_Uso ropa íntima todo el tiempo, pero claro que sí. Es imprescindible, dijo, abiertamente, mostrando unos dientes blanquísimos, perfectos.
_Hábleme de su infancia, de su casa en la calle Picota, en La Habana Vieja, sé que tiene muchos hermanos y una abuela que ha sido muy importante en su vida.
_Sí, mi abuela se llamaba Romualda Ramírez y le decíamos “abuelita”. Era la típica abuela. Quería que fuéramos educados, que estudiáramos, era muy autoritaria y buena a la vez. Me enseñó el camino que después marcaría mi vida.
_ ¿Qué pasaba cuando no había desayuno en la casa?
_ Uff, éramos once hermanos. A veces había desayuno, pan y leche, pero en otras ocasiones no había nada que comer. Mi abuela tenía una botella con aceite de hígado de bacalao que era terrible, ligado con vitaminas A y B y no sé cuántas cosas más. Ella picaba una naranja en dos y nos decía:” abre la boca”, y todos nos tomábamos aquello sin chistar. Cada vez que me acuerdo me erizo. Claro, ella nos estaba alimentando porque no había desayuno, pero eso lo vine a saber años después.
_ ¿Nunca se consideró distinta a sus hermanas?
Niega con la cabeza, con ese garbo natural que, permanece en el tiempo, gracias a los videos y que asombra a todos.
_ Qué va. La más pequeña era yo. Mi abuela siempre tenía una frase muy bonita para cada uno de nosotros; para los que estudiaban mucho, para las cabezas duras, para los que la ayudaban en las tareas de la casa... A mí me decía que yo era muy tranquilita y muy fina. Así era yo.
_ Debuta a los 17 años en el Salón Dorado del Hotel Capri. Cuentan que fue muy asediada por su belleza.
_ Era una niña, inocente y feliz. Juana Bacallao estaba siempre atenta, dándome consejos, espantando a cualquiera que se fresqueara. Era mi protectora en todos los sentidos.
_ ¿Qué pasó con unos zapatos amarillos?
Mueve las manos con donaire para encontrar la palabra exacta, sus piernas entrecruzadas hacen de ella una imagen perfecta, inolvidable.
_ Yo iba a sustituir a una cantante. La ropa me quedaba bien, pero los zapatos no me servían. Mi mamá me dio unos de piel de cocodrilo, con unos tacones extraños y salí a cantar. Cuando entro al camerino, Juana me estaba esperando y me dice de sopetón que para el próximo cobro me comprara un par de zapatos a tono, para que mis compañeros no se rieran más. Yo ni me daba cuenta. Yo quería ser artista, quería hacer arte y estaba en el paraíso. Como te dije antes: Era una niña inocente y feliz.
_ Usted fue la protagonista de un musical en el Capri que le cambió la vida.
Farah me atiende con interés. He logrado captar su atención todo el tiempo y no quepo de alegría.
_ Ah, sí, “La Caperucita se divierte”, ese show duró dos años. Un día el director del espectáculo me dice que la estrella principal no viene más y me pide que la sustituya. Toda su ropa me servía. De 73 pesos a la semana empecé a ganar 500. En mi casa todos estaban locos. Era una fiesta. Compramos muebles, pintamos la casa. Se pudo comer mejor porque pasábamos mucha necesidad, mucha hambre. Mi abuela era la que me administraba el dinero. Yo cobraba y le daba el sueldo. Aquello era tremendo.
Sonríe divertida, apoyando sus manos en los codos.
_ ¿Meme Solís?
_ Ah, el cuarteto... Yo estaba trabajando en el Capri. Moraima Secada se va del cuarteto y Meme (José Manuel Solís) me va a buscar a La Habana Vieja, enseguida nos pusimos de acuerdo. De Meme aprendí todo lo que soy. La disciplina, el rigor de los ensayos, la ética. Es un trabajo muy serio pararse en un escenario y que te atiendan es algo muy difícil, aunque muchos no lo crean.
_ Me encanta decir que usted es la cantante cubana con más premios internacionales. ¿Nos vamos a Yamaha 1981?
_ Ahí defendí, un tema que estuvo marcando hit, en muchas de mis presentaciones, incluso fonogramas: El recuerdo de aquel largo viaje, una canción preciosa de Raúl Gómez, con arreglos de Vicente Rojas. Después de cantar, mis músicos y yo nos sentamos en una salita, nerviosos y el jurado se quedó deliberando. Yo estaba muy ansiosa, lógicamente. Cuando dijeron mi nombre pegué un grito que me salió así, de repente, aunque no soy de gritar, para nada. Es algo que no te ocurre todos los días.
_ En Bulgaria ganó el gran premio con “Un Cuento”, de Tongo Rusev, (músico búlgaro) arreglado y versionado al español por Rembert Egües.
_ Exactamente. Fue muy interesante. Allí estuvieron Irakere, el maestro Somavilla, Rembert… Hubo problemas con las cuerdas y los tambores batá para lograr que acoplaran. Era un arreglo que a ellos les fascinó por su aire latino. Era algo completamente nuevo para el jurado. Chucho, Paquito, Emiliano Salvador, Arturo, Pla, todos estábamos muy nerviosos. Cuando nos dieron el gran premio también gritamos. Son ocasiones en las que hay que gritar porque es un día de esos, único en la vida. Inolvidable.
_ Joaquín M Condall… ¿Fue quien le puso el nombre artístico?
_ Él fue quien me descubrió. Me bautizaron como Fara García Callava, nací un 7 de diciembre. Mi abuela fue la que eligió el nombre de todos nosotros. Los que tomaba del almanaque, con el santoral al dorso. Santa Fara, abadesa. Fara sin H. Joaquín me puso “Farah María” porque quería hacerme una vedette como a tantas otras de la época. Y el Fara a secas no le gustaba.
_ Aquel tema, El tiburón, Farah…
_ Eso es algo increíble. (Enrique) Jorrín y yo no podíamos dar crédito con ese tema. Cada vez que voy a dar un concierto o hago un estreno tengo que cantar El Tiburón. Fíjate que a mi hija Farita le decían la tiburona, cuando niña. Tremendo. Farita es mi hija única, es un amor. Ya soy abuela de mellizas. Una se llama Farah y la otra María, para no perder la tradición. Gracias. Me has hecho recordar tanta música, tantos buenos momentos. Me has hecho muy feliz. Te deseo mucha suerte en la vida.
Se me acerca y me da un beso. Se escucha aquel tema que impactó tanto: “Un cuento” y Farah bailó como siempre, grácil, etérea, divina, inolvidable. Mi equipo la aplaudió hasta rabiar. Sin sospechar que sería la última gran entrevista que concediera La Gacela de Cuba, para la TV.
(Tomado de Todo con Tony, el programa que fuera transmitido en julio de 2013).
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Estuve en el.homenaje que le dieron en el Teatro América.A pesar de que nos dábamos cuenta de las lagunas mentales , la aplaudimos a rabiar , porque Farah María , siempre , siempre será Nuestra Farah María.
Buen día, hace tiempo que quería ver o leer algo sobre Fara, me encanto la entrevista, siempre he sentido gran admiración y respeto por ella, fue y seguirá siendo la Fara de Cuba.
Sin duda... Una de las grandes artistas cubanas de todos los tiempos. Única en su estilo y proyección escénica. Muy bella y sencilla... Sencillamente eterna.
Tony, me dió gusto tu entrevista, siempre aprecié lo que hacía nuestra Farah María. Sólo una cosa, tu pregunta sobre si utilizaba ropa íntima, no me pareció de buen gusto y de habérsela hecho, no publicarla. Los periodistas cubanos, nuestros presentadores, nuestros comunicadores, no los he visto hacer ese tipo de preguntas que corresponden a la vanalidad y a las preguntas que en los programuchos de quinta de la cera de enfrente hacen a los artistas y los ponen en aprietos, incluso los avergüenzan.
Donde se puede ver la entrevista a Farah Maria?