Cada espectáculo del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba (CFNC), nos abre las puertas a un universo diferente, con una magia particular: se entiende que son los hombres y mujeres quienes iluminan las tablas con su presencia, sus acciones y profesionalismo. Esto último, más el deseo de hacer, la fuerza y el magnetismo de todos y cada uno de sus integrantes es lo que adereza, de forma muy personal -hace 60 años-, esa dimensión escénica, de alto calibre que deja huellas en el espectador de cualquier latitud del mundo.
Esta vez, fueron las tablas del teatro de Variedades América, las que destellaron con la presencia de esa institución danzaria, liderada por el joven bailarín y coreógrafo Leiván García, quien sostiene las “riendas”, luego de la jubilación del destacado bailarín/coreógrafo y director Manolo Micler, Premio Nacional de Danza 2017, quien alcanzó los casi 20 años al frente de la agrupación.

Dando continuidad a las festividades por el aniversario 60 de la creación del CFNC, apareció esta temporada, donde resaltan piezas de reciente estreno, y otras que constituyen hitos de su historia, donde emergen nuestras tradiciones y la impronta de aquellos que diseñaron el camino. No es fácil conjugar factores, ideas y expresarlas teatralmente, moverse y trasmitir lo que se desea, llegar al clímax de una situación y corresponder con las exigencias y el rigor que se persiguen.
La pieza Bara, del director Leiván García, fue estrenada, recientemente, para celebrar el aniversario 60. Una pieza innovadora, que nos llega con fuerza, nuevas concepciones, imágenes e ideas que ponen en nuestro tiempo/realidad, las creaciones del folclor afrocubano. Y se suma, a un repertorio siempre en ascenso, con miras que se disparan hacia logros, y, por supuesto, hacia realizaciones que denotan, la diversidad de estilos y propósitos, aunados en características bien definidas, y encaminadas a mostrar el trasunto de nuestra cultura e identidad nacional. Una nueva forma de contar nuestra danza y tradiciones. Eleggua, una de las deidades protagonistas del panteón yoruba, se transforma aquí, de un orisha, en cuatro arquetipos que podemos identificar de la sociedad cubana actual, en pleno siglo XXI.

El coreógrafo, armado de numerosos recursos danzarios, filosóficos, vivenciales y con un mensaje educativo, llega al espectador, entre admiraciones y sonrisas. Sumando cinco excelentes bailarines que dieron lo mejor de sí, tanto en baile como en actuación: Richard Posada, Yosiel Vega, Dayán Rodríguez, Osmany Aguilar y Jhonly Drago. La música y, sobre todo, sus intérpretes, son también claves en este decir.
Esa obra abría el camino a un programa que reunió, de manera abarcadora, la riqueza de estas expresiones, con obras ya enraizadas en el repertorio, obras reconocidas que tienen ya su asentamiento como cosa hecha, terminada, y otras de más reciente creación, que armaron un hermoso collage de historias de tradiciones nuestras, y donde se observa la labor de los maîtres, profesores y ensayadores (grandes nombres de nuestra danza y del conjunto) que observan de cerca y “pulen” los movimientos, y la danza, para que perduren.
Ogun Adda, de Manolo Micler, vibró con la destreza y el profesional desempeño de Harold Ferrán, un nombre fértil en estos terrenos desde hace muchos años, bien pertrechado de la técnica/el ritmo/la acción, que se destacó en el programa, no sólo como bailarín, sino como músico y cantante, junto con el joven bailarín/coreógrafo Yandro Calderón, otro danzante de altos quilates. Precisamente de Calderón se bailó Yansa, de reciente estreno, y esos originales títulos Pilón con Son, y Pa` mi gente, más populares/ contemporáneos donde ritmo, baile, y cubanía a granel, atrapan con la fuerza de unos bailarines intrépidos y ágiles.
El fragmento de Abakuá, de Rodolfo Reyes, con libreto de Rogelio Martínez Furé, un clásico del CFNC, donde el manejo y la destreza escénica marchan a la par, acercó escenas de gran colorido y desempolvó muchos recuerdos, de otros tiempos. Yemayá Okute, de Micler pintó la escena de azul y de excelente danzar, donde sobresalieron Arasamy Pérez/Brenda Martínez y el cuerpo de baile, con fuerza y pasión, así como sus trabajos Gagá, el Danzón Isora Club, y Rumbas.
En esta pieza, que cerró el programa, desplegaron una fuerza arrolladora a través de virtudes artísticas que son fruto de muchos años de esfuerzo y donde los términos danza/tradiciones/cubanía, adquieren dimensiones insospechadas. Lo anterior sin obviar los valores intrínsecos de una puesta en escena cuidadosa. Elementos que van de la mano del coreógrafo/artista, para hacer realidad un suceso sobre las tablas.
Es menester destacar la presentación de la excelente cantante invitada Geidy Chapman y el destacado artista, Edgar Berroa quien con su voz potente y segura deviene en protagonista de estas historias donde música y danza están acompañadas con su presencia. El CFNC, en esta corta temporada, ha puesto sobre el tapete -una vez más-, su condición veterana y pujanza como colectivo ya formado con el pie seguro en el estribo y perspectivas muy prometedoras.

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Muy feliz y comprometido con tan bellos comentarios. Nuestra Compañía CFNC está comprometida y dedicada a entregarle a nuestro público una puesta en escena digna. No hay mejor modo de mostrar y agradecerle a ellos nuestro gran respeto y compromiso