“Ese libro es el trabajo más completo que he hecho en mi vida profesional”, fueron las primeras palabras de Caridad Tamayo Fernández para referirse a su más reciente labor como editora de la compilación de textos de Haydée Santamaría Hay que defender la vida. La selección incluida en el volumen, publicado en diciembre del pasado año bajo los sellos editoriales Casa de las Américas y Ocean Sur, estuvo a cargo de los investigadores Jaime Gómez Triana y Ana Niria Albo Díaz, en homenaje al centenario del natalicio de la conocida heroína del Moncada.
“El trabajo de edición en Cuba no se concibe como en otros lugares del mundo. En Cuba el editor es la persona que se enfrenta al texto, quien -muchas veces- hace todas las notas y el trabajo de mesa profundo que demande, expone la autora en relación con el último de sus textos. Editora, crítica literaria e investigadora del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas, accedió al diálogo en exclusiva para nuestros lectores.
“Tuve que revisar muchos archivos históricos; era necesaria una edición anotada para contextualizar algunas de sus ideas, ciertas anécdotas o referencias de nombres significativos o momentos históricos a los cuales ella se estuviese refiriendo en sus charlas, entrevistas, discursos, conversatorios, cartas o notas. Hacía mucho tiempo que se esperaba una publicación de este tipo pues es imprescindible profundizar en la figura de Haydée”.
- ¿Cuánto tiempo duró el proceso de concebir y editar el libro?
“La idea surge cuando se removieron todos los archivos para la investigación que sirvió de base al documental biográfico Nuestra Haydée, de la periodista y realizadora Esther Barroso, estrenado en 2015. A partir de ese momento, el consejo editorial de la Casa de las Américas propuso presentar a Haydée desde Haydée con mayor profundidad, pero no mediante textos de otros autores referidos a ella. El proceso de edición, que lo había iniciado con una lectura interrumpida por otras labores un tiempo antes, se concentró entre enero y noviembre del pasado año.
“De común acuerdo con los compiladores mantuvimos el orden cronológico de los documentos en la organización interna del libro, que está dividido en las tres etapas más significativas de su vida, lo cual permite ver cómo Haydée fue madurando o modificando su pensamiento sobre hechos a los cuales tenía que regresar una y otra vez”.
- ¿Está satisfecha con los resultados?
-Hasta cierto punto, sí. Ese es un libro, y siempre digo que hay muchos libros posibles sobre Haydée. Quedó mucho por poner, capaz de ser reunido y presentado de diversas maneras al público. Por ejemplo, aquí tuvimos que desechar la idea de exponer una mayor cantidad de fotos debido a la extensión del texto. Sin embargo, la Casa de las Américas publicó en diciembre (de 2022) un número doble de su revista homónima (308-309), que incluye una selección significativa de fotografías. Es como un complemento del libro y también me encargaron la preparación del dossier dedicado al centenario de Haydée, como editora invitada”.
- ¿Cómo llegó al mundo de la edición?
-En septiembre de 1993, recién salida de la Facultad de Artes y Letras, comencé mi adiestramiento laboral en la Casa de las Américas, a solicitud de la entonces directora del Centro de Investigaciones Literarias (CIL), Luisa Campuzano; ya este año celebraré mis 30 años en la Casa.
“El primer trabajo que nos encargaron fue buscar nombres de autores de países determinados en diversas fuentes (yo elegí Uruguay). Debíamos ver en cuántas de ellas estaban recogidos, con el objetivo de elaborar sus fichas y saber cuáles eran los autores más relevantes –según esa bibliografía–, con los cuales la Casa debía trabajar en sus investigaciones y trabajos editoriales. Esto me sirvió para ir llenando algunos de los vacíos que tenía y me permitió entrar de lleno en el mundo de la investigación.
“Dos años más tarde me otorgaron una plaza fija en el CIL, bajo la dirección de Jorge Fornet, en ese momento. Éramos un equipo pequeño y trabajábamos en la organización del Premio Literario y otros cursos y eventos internacionales, recibíamos visitas o nos encargábamos del Archivo de la Palabra; o sea, hacíamos también un trabajo de promoción cultural.
“Al mismo tiempo trabajé como correctora para la revista Casa en varias ocasiones en que Roberto Fernández Retamar lo solicitó y así llegué al mundo de la edición hasta que logré encargarme de un número completo de la revista junto a él, aunque siempre de manera ocasional. También hice una maestría que tuvo una asignatura de edición con la reconocida editora Teté Blanco y trabajé de manera conjunta con nuestra editorial en algunas ediciones desde el CIL, donde también hacíamos pequeñas ediciones en formato tabloide para el Premio Casa o la Semana de Autor.
"En 2013, cuando cumplía 20 años como investigadora, Retamar me pidió que dirigiera la editorial de la Casa de las Américas. Eso me obligó a adentrarme en un terreno más desconocido para mí", por todo lo que conlleva el mundo editorial en relación con la industria del libro, el trabajo con los autores, los derechos de autor, la promoción del libro, etc., especialmente desde una institución como la Casa".
“Ocupé ese puesto durante nueve años, hasta enero de 2022. Me di cuenta de que había cumplido una etapa importante de mi trayectoria laboral allí y quería completar mi carrera como investigadora, por lo que solicité regresar a mi Alma Mater: el CIL, deseo que me fue concedido, lo cual agradezco a la dirección de la Casa”.
- De sus obras publicadas, un pequeño comentario
- Hombres sin mujer y mujeres sin hombre fue mi primer libro, resultado de mi tesis de maestría y premio Pinos Nuevos de ensayo en 2005. Un volumen inicial que trata la narrativa carcelaria, haciendo un estudio comparativo entre la novela de Carlos Montenegro y otra de una escritora chilena muy reconocida en su época, María Carolina Geel.
“Cuarenta años de poesía en el Premio Casa de las Américas fue una solicitud de la Casa, parte del trabajo desarrollado en el CIL, y editado en España por la editorial Hiperión. Como raíles de punta: Joven narrativa cubana, fue un trabajo de investigación muy grande que hice del cuento joven en toda Cuba, a solicitud de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y a propósito de sus 25 años de fundada. Realicé una búsqueda intensa de cuentistas menores de 35 años por todo el país, luego intenté mostrar qué estaba sucediendo en la narrativa joven por medio de la selección de cuentos que aparece allí junto al estudio introductorio. Fue una labor fuerte desde el punto de vista investigativo.
“Desde la Isla: Antología del cuento cubano, se imprimió en México. A la editorial Cal y Arena llegó, por manos amigas, la edición de Como raíles de punta. También les interesó publicar un libro similar; de modo que les propuse una selección más breve con nuevos cuentos.
- Desde lo personal, ¿piensa desarrollar otros proyectos de investigación?
- Me interesa mucho desarrollar el tema de la narrativa carcelaria en Cuba y en América Latina y el Caribe, pero es un proyecto muy ambicioso. Ya tengo parte de la investigación centrada en Cuba y en la región latinoamericana. El prólogo de Hombres sin mujer y mujeres sin hombre contiene un pequeño panorama sobre algunos autores que en América Latina han tratado esos temas, pero quisiera ahondar en esa investigación”.
- ¿Por qué la narrativa carcelaria?
- Es la más extraña y es muy difícil, sobre todo definir hasta qué punto es ficcional y hasta qué punto testimonial; pero eso es algo que me apasiona. Buscar, definir, estudiar y tratar de ubicar los libros desde esa distinción.
“Realmente me interesa lo ficcional en la medida en que de ello afloran cosas inexistentes en los testimonios. Lo testimonial, ¿hasta qué punto no es ficcional? La memoria es selectiva y depende de las condiciones del entorno, de los miedos, las vivencias, los estados de las personas; puede ser una creación del subconsciente. Pero puede ser establecida la distinción por determinados elementos de veracidad o avalados históricamente. En la ficción hay verosimilitud y hay verdad desde la construcción de un mundo otro. Es realmente apasionante y complejo.
“Como investigadora, es un reto que me impuse. Me gustaría indagar más en la obra carcelaria completa de Carlos Montenegro, crear un libro a partir de la libertad que permiten los estudios culturales, los cuales enfocan el texto desde diferentes perspectivas. Luego, seguir trabajando en otros autores y obras para lograr un panorama de la narrativa carcelaria en América Latina, y por supuesto, en Cuba, donde fue un tema tabú y todavía es muy poco abordado por los escritores.
“La literatura carcelaria es tan apasionante como dura, se sufre mucho cuando no se logra tomar distancia de los libros; es capaz de llevar a momentos de reflexión de cosas muy complicadas, pero al mismo tiempo es muy gratificante. Hay muy buena literatura en ese campo, en Cuba y fuera de Cuba”.
-¿Dejó algún proyecto pendiente cuando asumió la dirección editorial de la Casa?
- Sí, y lo he retomado. Es una la Valoración múltiple sobre Luis Rafael Sánchez, escritor insigne, un clásico vivo de la generación del sesenta en Puerto Rico, fue el que estableció el cambio de signo entre la generación del cincuenta y la suya. Su obra ha sido muy influyente en las generaciones puertorriqueñas de los setenta y los ochenta que bebieron de su escritura.
“Las valoraciones múltiples son muy complicadas y llevan mucho tiempo de investigación también. Hay que buscar todas las publicaciones críticas referidas a ese autor y su obra. La guaracha del Macho Camacho es su novela más reconocida, por eso decidimos dedicar la mayor parte de los trabajos críticos de esta edición a esa novela y luego adicionar otros textos sobre el resto de su obra ensayística o crítica y la dramatúrgica”.
-La Casa, algo de historia
- La Casa de las Américas tiene una filosofía editorial muy particular, es la puerta de entrada de nuestra América a Cuba. Para el año 1959, el de su fundación, nuestro continente tenía un panorama desolador de dictaduras. Tanto en Europa como entre los países de la América Latina y el Caribe había un desconocimiento muy grande de lo que era la literatura latinoamericana.
“Las ideas fundacionales de la Casa, con Haydée Santamaría al frente, fueron las de establecer nexos entre los países latinoamericanos, caribeños y Cuba, tratando de romper el bloqueo que aún padecemos”.
- ¿Piensa que la labor inicial de la Casa se mantiene?
“Sí, se ha mantenido. El papel de la Casa sigue siendo relevante. Nos hemos enfocado en dar a conocer Latinoamérica y el Caribe en Cuba y mantener esos nexos; que los cubanos se mantengan al tanto de lo que está pasando en el continente. El conocimiento cultural entre los países latinoamericanos y caribeños no es tan grande como se piensa, sigue necesitando puentes como la Casa, pero es mucho mayor que el de antes. Como mayor es el reconocimiento de nuestra literatura en Europa, sobre todo en España, gran centro difusor de la misma.
“La editorial de la Casa tiene, en primer lugar, un marcado interés de servicio público, de reconocimiento de los valores de una cultura. Muchos autores aceptan que publiquemos su libro porque saben que va a circular de una manera en que no lo haría con otras editoriales de marcado carácter comercial. Para ellos, tener el sello Casa en sus libros es un reconocimiento importante y para muchos ha significado el lanzamiento internacional de sus carreras”.
- Narrativa Latinoamericana actual, consideraciones
- Cuando hice Como Raíles de punta me sorprendió un tema recurrente en muchos de los textos: la preocupación por los niños, por el futuro y la educación de las niñas y los niños. El protagonismo de las niñas ‘lolitas’, como se les llama, que se enamoran de hombres mayores o adoptan comportamientos impensables a ciertas edades era llamativo. O el impacto social de las posiciones económicas familiares sobre la crianza de los niños, en fin, varios temas en relación con la infancia.
“De pronto en la Casa decidimos publicar el libro No aceptes caramelos de extraños, de la escritora chilena Andrea Jeftanovic. El primer cuento es sobre la relación entre una niña y su padre y las trampas que le pone a este. De inmediato me vino a la cabeza lo que había leído entre los narradores cubanos. ¿Cómo era posible que los muchachos en Cuba estén con esta preocupación, y Andrea, allá en Chile, esté escribiendo sobre ello también? Porque estamos viviendo experiencias similares en muchos sentidos.
“Hay una globalización de muchos temas en la literatura condicionada por la comunicación global. Los jóvenes están escribiendo literatura a partir de mundos que ni siquiera han visitado, aunque mantienen las mismas problemáticas.
“Utilizan el lenguaje de los medios y las redes sociales, esto da cuenta del cambio generacional en el hacer de la literatura. El tema de la soledad del individuo, del daño que puede causar internet, el impacto de la emigración, el exilio voluntario o no, entre otros, son ejes comunes de los autores en diferentes países.
“En Cuba hay muy buenos escritores jóvenes, los cuales, muchas veces, no cuentan con las plataformas y los medios para expandir sus creaciones. Nosotros siempre estamos dos o tres pasos por detrás debido a que nuestro alcance de los avances tecnológicos no es tan grande como en otros lugares o no puede llegar a todos todavía. Sin embargo, llama la atención la comunidad de intereses temáticos con otros escritores del continente. Estoy segura de que con una mayor posibilidad de promoción de estos escritores se lograría ganar muchos lectores en otras latitudes y un mayor reconocimiento de la literatura cubana contemporánea".
- ¿Hay esperanza de que eso ocurra?
- A pesar de todo, el libro impreso sigue siendo más importante que el digital".
Otros de los textos de la joven investigadora: Hombres sin mujer y mujeres sin hombre: tanteos al universo carcelario en la novela hispanoamericana y de las antologías, Cuarenta años de poesía en el Premio Casa de las Américas, Como raíles de punta. Joven narrativa cubana y Desde la Isla. Antología del cuento cubano. |
(La autora de la entrevista es estudiante de Periodismo)
Otras informaciones:
Me parece muy interesante y audaz el proyecto en mira. Exitos. Excelente entrevista.
Antes todo felicitaciones para la periodista por el tema y la transcendencia de la figura de Haydee y del trabajo editorial en la Cuba de hoy. Me gusto mucho el articulo. Saludos