El arte cubano tiene una variedad y, sobre todo, una calidad de artistas que nunca dejarán de sorprendernos. Solo basta con detenerte en la creación de uno de ellos, seguirlo en su desarrollo, para darte cuenta que, en muchas ocasiones, irá para mejor.

Así sucedió con Asniel S. Herrera González, conocido como Chuli Herrera (1987), un pintor camagüeyano que desde que visitamos, en 2017, su primera expo en La Habana, hemos seguido su carrera como fieles espectadores. Lo que disfrutamos de él, en la actualidad, es el resultado de la madurez de su arte, que lo ha llevado a convertirse en uno de los mejores pintores contemporáneos de su generación.

De visita a su estudio, sito en Chacón 205 entre Aguacate y Compostela, La Habana Vieja, Tribuna de La Habana ha querido hacerle una entrevista.

-Vinculaste tu profesión docente a tu trabajo artístico, ¿cómo te aportó una labor a otra?

-Me gradué en el 2006 de la carrera de Instructores de Arte, y a partir de allí comencé como docente en el IPVCE Máximo Gómez Báez, de Camagüey, a cumplir mis ocho años de servicio social. Sin embargo, desde que estaba estudiando, sentí que tenía posibilidades de crear cosas. Por tanto, impartí clases, pero también pintaba mis obras en casa, estudiaba y hacía talleres artísticos con un grupo de amigos junto a Evis Hilarión, uno de mis maestros y de mis mejores amigos, que me hizo entender el arte.

"Trabajar durante 10 años en esta escuela alimentó mi creación artística, a la vez, que mi manera de enseñar era distinta porque lo sentí y viví. Necesitaba transmitir en mis clases mi sentimentalismo en temas artísticos y el hecho de adorar y entender las obras del arte. Por tanto, era el profesor que impartía diferente, proyectaba videos, y hacia todo un andamiaje tecnológico como método para llegar a los alumnos, y que la información la recepcionaran más fácil.

"La enseñanza me ayudó a entender cosas de mi manera de creación, y mi arte me ayudaba a conformar cada clase. También la dirección de la escuela siempre me apoyó como artista, me abrió puertas a eventos como las Romerías de Mayo de 2010, a becas, e incluso a participar en un festival en China en 2014".

-¿Cuáles son las temáticas que recreas en tu obra?

-Soy agnóstico, creo en el equilibrio de energías, desde el color y las formas. Todo está y debe estar equilibrado. Inicialmente cuando me gradué, una temática recurrente fue la figura humana envuelta en su entorno. Entonces jugaba mucho en mis cuadros con la energía del color, cómo funcionaba y cómo podía afectar. Creo que cuando seleccionas una ropa para vestirte es porque quieres transmitir una energía, y eso mismo sucede con la expresión de una obra.

"Muchas de mis creaciones de 2007 al 2009 son figuras envueltas en abstracciones. Luego incluso, hice exposiciones de abstracción pura, liberándome un poco del arraigo académico, que mi profesor me implantó, junto a la pasión por los grandes maestros. Luego he ido evolucionando, pues en 2010-2011 conecto con internet, y en 2012 hago el Proyecto Cielo, que no tiene figura humana, sino que es pura abstracción.

"Este es el proyecto que me llevó a China y Colombia y que me expandió un poco al mundo y generó lo que actualmente continúo: la conexión de la pintura clásica, los medios tradicionales de óleo sobre lienzo, para contar una historia que tomo de internet y la termino en pintura. El espacio virtual lo utilizo a manera de documentación de un tema determinando".

Foto: Cortesía del artista
Foto: Cortesía del artista

-¿El momento más importante en tu carrera?

-El viaje a China en 2014 originó un punto importante en mi carrera. Después de eso no fui el mismo. Era el más joven de los artistas allí presentes y tenía que superarme. Estando allá me puse a prueba, trabajé mucho y con formatos muy grandes. Esto incluso, provocó que me dañara un hombro, los tendones se inflamaran y quedara con tendinitis crónica.

"Por otro lado, la expo #cronicassentimentales, en Villa Manuela en 2017, fue mi pie bien puesto cuando llego a La Habana. Fue la primera expo en la que supe encontrar quién soy y conocer un medio de expresión más genuino. Me pasé varios meses estudiando y decidí hacer una obra que fuera yo mismo. Soy una persona que se aburre muy rápido, soy espontáneo y necesito decir en un lienzo, en el momento, lo que pienso y siento. Trabajo siempre a partir de una realidad, de una fotografía.

"Empecé a utilizar las obras icónicas de los que, para mí, son los tres grandes maestros: Rembrandt, Van Gogh y Munch. Pinto imágenes que aluden a sus obras y que encuentro en las redes y localizo a través de una búsqueda. Luego de pintarlas de forma académica, las destruyo, las rayo o los mancho, las deconstruyo, buscando una visión moderna. Este proceso lo realizo siempre en un mismo día. De 2017 hasta la fecha pinto en un solo día cada obra. He hecho piezas en cuatro horas y treinta minutos, y otras en ocho horas continuas, que ha sido mi mayor tiempo de creación.

"Hoy me doy cuenta que desde que me inicié en 2006, mi obra visualmente es igual, lo que antes no podía entenderme como lo hago ahora. Mi creación soy yo: pinto académico y le agrego la abstracción que envuelven las figuras".

-¿Cómo te defines a ti mismo y a tu arte?

-Me defino muy sentimental y explosivo. Trato de representar una emoción instantánea. A veces demoro una hora con la brocha en la mano sin saber qué hacer. En el momento de la macha siempre hay un pensamiento lógico: crear efectos de luz y color, porque no pierdo la noción. Genero un tono de óleo, una cantidad específica muy racional. A veces termina todo completamente distinto a como lo pensé.

"Por otro lado, mis obras las debo hacer con tiempo, porque si no, no quedo complacido, no puedo exponerlas. Por eso pienso que soy muy sentimental, además de que mi maestro me enseñó a sentir la pintura. He llorado dos veces ante una obra, una de Esteban Murillo en Museo de Bellas Artes, y otra de Toulouse-Lautrec, en el extranjero.

-¿Proyectos futuros?

-Estoy desarrollando dos proyectos a la vez. Uno que llamé #retratodefamilia, y que nació durante la pandemia, a partir de esa añoranza de mis seres queridos y mi entorno cercano. Entonces tomé fotos de ellos, para pintarlos y obsequiárselos. Hasta ahora he realizado 38 pinturas. Es un proyecto que no tiene fin.

"El otro trabajo se llama Alta sociedad, que es ambicioso en términos físicos. Es otra evolución de mi arte. Son obras con dimensiones específicas que aluden a los retratos de alta sociedad que vemos en los museos, y que representan las personas emblemáticas de la época. Partiendo del fenómeno que ha generado en las redes sociales los influencers, mi idea entonces es hacer un top de influencers cubanos, de variados contenidos y plataformas. A ellos les hago una fotografía y luego los pinto a mi estilo, pero de la manera majestuosa con la que se presentaban los retratos de aquellos tiempos. Quiero hacer de ocho a diez cuadros de 2.62 cm x 1.17cm, con su marco clásico, su cartela de bronce informativa para dar esa conexión: museo, obra contemporánea e internet.

"Por último, estoy haciendo un proyecto expositivo con Alejandro Lescay.. Este surge por una obra en conjunto que presentamos en galería ArteMorfosis de Suiza, que tuvo muy buena aceptación y obtuvo premio. Con ella fusionamos nuestras dos maneras de crear, que son totalmente anacrónicas, pero encontramos la manera de abrazarlas. Entonces estamos desarrollando algunas más para exponerlas en Cuba y luego fuera de la Isla.

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