En un salto de cama se le perfilan ideas que luego le llevarán muchas horas sobradamente ricas en transformación creativa. Su imaginación no solo se manifiesta en el tema, sino en aquilatar con cuáles materiales llevarlo a cabo. No se trata de alguien dedicado de lleno a las artes plásticas, y he ahí su mérito.
Aun con 85 años, se confiesa artífice de muchos trabajos de Plaza y de representación de las famosísimas Parrandas de San Juan de los Remedios, en Villa Clara. ¿De quién hablamos? Se llama a sí mismo artista popular rústico –los académicos lo tildarían de naif–. Lo cierto es que su carnet de identidad lo tiene como Jesús Manuel Truit, nacido el 30 de diciembre de 1936, al centro de la Isla. Ahora es habanero a conciencia después de haber vivido un largo trecho en Matanzas, así que el slogan: “La Habana, capital de todos los cubanos”, es muy acertado.
Posee aptitudes para el dibujo, desarrolladas gracias a una carrera de ingeniería mecánica, inconclusa por los consabidos avatares de la existencia, accidentes de tránsito incluidos. Ha ocupado diversas
responsabilidades, tantas como sus muchos apelativos: Chichi, Quimbo, Chucho o Truit, este último el que mayor disfrute le da, porque considera tiene aires de firma famosa. A esta reportera le informa que
apenas tres meses atrás, frente a la disyuntiva de seguir la rutina de los mandados, leer la prensa o aburrirse decidió explorar sus habilidades más allá de las fiestas remedianas, y optó “refugiarse” en un arte
otro.
Él no es dado a los impases improductivos. Auxiliado por su nieto Carlos Alberto –estudiante de la Universidad de las Artes–, busca cartones duros, temperas y posibles cosas útiles, incluso produce engrudo casero. Todo le sirve. Desde un pullover viejo, un pedazo de cuero hasta unos cordones olvidados. A estas alturas ha ido conformando una “muestra” de 40 piezas, sencillas pero elaboradas en calados o superposiciones. Su esposa Otilia Fernández ratifica que se pasa el día ensimismado pintando o a la “caza” de materiales, conocidos como desechables, regados por el municipio de Diez de Octubre.
Truit es un creador empírico, aunque con cultura. El “bautismo” de sus obras lo demuestran: Buda, Intuición… Admite una técnica sin la depuración de altos estudios. Pero ¡cuánto valor el de su divertimento! Sin egoísmos quiere transmitírselo a otros aburridos de la tercera edad a través de un soñado Proyecto Comunitario.
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