Tres libros sobre las cadenas de valor de mango, guayaba y papaya, resultados del proyecto Agrofrutales, fueron presentados en el Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical (IIFT).

Con apoyo financiero del gobierno de Canadá, el proyecto se propuso apoyar el fortalecimiento de esos tres cultivos en cinco municipios: Contramaestre, Santiago de Cuba, Artemisa, Caimito y Alquízar.

La presentación contó con la presencia de Manuel Rodríguez Izquierdo, jefe de Programa de Frutales del Ministerio de la Agricultura; por la Embajada de Canadá, la oficial de programa, María Carla Alzugaray; Guillermo Almenares Garlobo, director general del Instituto de Investigaciones en Fruticultura Tropical; autores; investigadores y agricultoras y agricultores beneficiados por el proyecto, entre otros. 

Foto: Raquel Sierra

Según se conoció, esta iniciativa de colaboración internacional propició la realización de diagnósticos de las tres cadenas de valor mediante una metodología participativa, los cuales permitieron identificar y caracterizar eslabones, actores, procesos y cuellos de botella, que servirán de base para trazar acciones de mejoras que redunden en el desarrollo de esos cultivos, incrementos productivos y mayor presencia en los diferentes destinos.

A su vez, se destacó que la relevancia de los hallazgos, tanto productivos como históricos y antropológicos, reconocida por directivos, expertos, grupos empresariales y productores, determinó la elaboración y publicación de tres libros que sistematizan los resultados de los diagnósticos, basados en una metodología de análisis de cadenas de valor, adaptadas al contexto cubano y que involucraron a más de 300 personas vinculadas a esas cadenas.

Los libros resultantes de Agrofrutales, que se implementan desde 2017 por el Ministerio de la Agricultura y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), constan de seis capítulos similares: Trabajo realizado para elaborar el diagnóstico; Referentes generales. Origen, características y comportamiento a nivel global; Alcance de la cadena en Cuba, Análisis del contexto donde se inserta la cadena, Análisis interno de la cadena y Principales resultados del diagnóstico, además de anexos y bibliografía.

Experiencias

En el encuentro se expusieron criterios sobre la pertinencia de las publicaciones y las experiencias del proceso.

Según la Máster en Ciencias Tania Mulkay Vitón, del IIFT, la investigación realizada resultó un aprendizaje para quienes estuvieron involucrados en la elaboración del documento, quienes contaron con el acompañamiento técnico de especialistas que se asociaron a diferentes eslabones de las cadenas, incluidos aquellos de los cinco municipios que formaron parte del estudio: mango y guayaba (Santiago,  Contramaestre y Artemisa) y en la papaya (los de la provincia de Artemisa, del IIFT, del Grupo Agrícola y otras instituciones).

"Los tres constituyen documentos muy valiosos y deben ser de consulta permanente, ya que a partir de este diagnóstico y de las deficiencias encontradas en las tres cadenas, se pueden trazar las estrategias para elevar la efectividad y rendimientos de los tres cultivos", dijo Mulkay, quien además valoró que deben ser generalizados a nivel nacional por su importancia para elevar la producción, tanto de frutas frescas como transformadas, para satisfacer la creciente demanda de estos frutales en el mercado interno, como una vía para disminuir importaciones, para satisfacer la demanda de la industria turística y también, ante los llamados del país, incrementar las exportaciones.

Mulkay invitó a hacer un uso práctico de los libros, que desde la base productiva "nos van a ayudar mucho a poder fortalecer y desarrollar los tres cultivos".

Por su parte, Ismael Fuentes Elías, del Grupo de Difusión Tecnológica de Contramaestre, en la provincia de Santiago de Cuba, quien trabajó en la búsqueda de los antecedentes históricos de la presencia de guayaba y mango en ese oriental territorio, explicó que "la experiencia fue muy importante, sobre todo, porque ante el desafío de pocas fuentes documentales, lo que tuve ante mí fueron las fuentes vivas".

Tras aseverar que la documentación histórica de los frutales en Cuba está pendiente, Fuentes relató sobre hallazgos en elementos de su propagación, aspectos productivos y la transformación, la importancia de los jardines botánicos en la difusión de variedades y clones, la presencia de colonos estadounidenses durante la intervención a inicios del siglo XX, la existencia de una colonia sueca en Santiago de Cuba que desarrolló una interesante difusión de la fruticultura, entre otros aspectos.

En su búsqueda en lo que es hoy el municipio Julio Antonio Mella, dialogó con algunos familiares, nonagenarios, que brindaron valiosos testimonios y mostraron evidencias documentales.

El estudioso constató el peso que ha tenido en la zona la citricultura y consideró la relevancia de la fruticultura para la construcción de la identidad, por ejemplo, en el poblado El Caney, a partir de testimonios acerca de festivales que se hacían alrededor del mango y su flor, que constituían un acontecimiento, así como la influencia catalana en la transformación de las frutas.

Caridad Noriega, de la Unidad de Científica Tecnológica de Base (UCTB) Alquízar, se refirió a la importancia que tuvo para el proceso tocar puertas y conocer sobre las características y problemáticas de las cadenas mediante entrevistas e intercambios allí donde día a día se hace fruticultura, y no detrás de un buró, lo que permitió identificar los cuellos de botella. "Es una experiencia que crea pautas para continuar insertándonos en conocer, preparar y elaborar diagnósticos de otros frutales y cultivos".

Kresla Brutau, del PNUD, explicó que este proyecto utilizó una metodología diseñada para otro anterior, Agrocadenas, adaptada y enriquecida con herramientas específicamente creadas para estas otras cadenas y destacó lo participativo del proceso, con representatividad a todos los niveles y la inclusión de los Ministerios de la Industria Alimentaria y del Comercio Interior, dado el enfoque de cadena de valor hasta el cliente final.

Para el director del IIFT, los resultados de Agrofrutales tienen relevancia toda vez que el país está enfrascado en incrementar la producción agropecuaria, para lo cual se han adoptado varios paquetes de medidas.

Por otra parte, destacó el elevado peso que han adquirido los frutales del estudio, debido a la caída de los cítricos como consecuencia de la plaga HLB y la falta de insumos. Por ejemplo, dijo, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), hoy el 50 por ciento de las áreas de frutales lo ocupa el mango, 13 %, la guayaba y 10 la papaya, por lo que el proyecto estudió los tres frutales de mayor importancia económica.

Según reveló, ya desde antes de su lanzamiento, los contenidos de los libros han servido para proponerle al gobierno -que desarrolla un sistema de gestión basado en ciencia e innovacion-, una estrategia para la producción de frutales con unas 26 innovaciones, a partir de esos resultados, que pueden contribuir a paliar las deficiencias productivas en esos cultivos, fundamentalmente, la escasa presencia de frutales, tanto para el consumo local, el turismo y la exportación. 

Foto: Raquel Sierra

Según reveló, se han identificado las causas principales de este problema, entre ellas, la escasa adopción del modelo de gestión con enfoque de cadena y "uno de los méritos de estos diagnósticos es que pueden contribuir a trabajar sobre esta".

Otro elemento importante, consideró, es lo que estos resultados aportan al desarrollo local, en convergencia con la estrategia del país que apuesta porque el desarrollo se concrete en los territorios, a partir del fortalecimiento de los gobiernos locales y el resto de los actores.

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